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BOLETIN INFANTERIA MARINA 22

TANGA, EL PRIMERO DE LOS ASALTOS... nicos fueron desgastados progresivamente por los francotiradores –que tiraban preferentemente sobre los cuadros de mando- y detenidos en seco por el fuego cruzado de las armas automáticas al llegar a la posición defensiva principal. Poco después, fueron contraatacados por la reserva de Von Lettow sobre su flanco izquierdo. El sorprendido invasor, que no esperaba ni estaba preparado para repeler tal acción, inició una retirada desordenada en la que dejó sobre el campo 360 muertos y 4874 heridos , así como una importante cantidad de material, víveres y municiones (varias piezas de artillería, 16 ametralladoras, 455 fusiles y unos 600.000 cartuchos), al coste de sólo 61 muertos y 81 heridos de los defensores. Con ese material, el oficial alemán organizó tres Compañías adicionales de reservistas blancos de la colonia y nativos askaris, y acumuló aprovisionamientos para un mínimo de un año. Aunque la maniobra general contra la colonia alemana -con dos ataques simultáneos y alejados por tierra y mar- fue bien concebida, en la ejecución del ataque a Tanga se produjo cierta descoordinación entre los mandos navales y del Ejército en cuanto a las acciones iniciales sobre el puerto, al apoyo de fuego naval, a la operación en tierra, y a una clara subestimación del enemigo. Las tropas atacantes, por otra parte, salvo el batallón de granaderos del Norte de Lancashire y el de gurkhas, eran bisoñas, mal instruidas y poco adiestradas -máxime para una operación anfibia-, poco disciplinadas, con armamento recién estrenado que aún no conocían bien, y poco hechas a la mar. No tardarían, pues, en desmoralizarse tras entrar en combate por vez primera y empezaron a tener dificultades. Tampoco se realizaron los debidos reconocimientos, que podrían haberles ahorrado bastantes sorpresas desagradables. Faltó de forma evidente un liderazgo enérgico, que acabó de empeorar las cosas debido, en parte, a la alta tasa de bajas entre los cuadros de mando, que alcanzó una media del 25% y en algunas unidades fue de casi el 40%. Por si fuera poco, el tiroteo de los combates destrozó muchos nidos de grandes avispas africanas, que se lanzaron enloquecidas sobre los británicos –por la causa que fuere, porque no atacaron a los alemanes y sus nativos- lo que acentuó todavía más la desmoralización y la sorpresa producida por la enérgica defensa alemana, provocando una desbandada hacia la playa en la que se abandonó armamento y pertenencias para reembarcar a toda prisa. Desde los buques llegaron a pensar que la fuerza de desembarco era sometida a un ataque con gases asfixiantes, tal era el pavor que debían ver reflejado en sus gestos. Algunas fuentes castizas denominan a esta acción la batalla de las abejas5. Después de este desastre sin paliativos, a su regreso a la India, el general Aitkens fue sometido a consejo de guerra y degradado6. Pasado el episodio del desembarco, las tropas alemanas de la colonia quedaron aisladas de la metrópoli, aunque en cierta ocasión pudieron hacerse con una importante cantidad de armas, municiones y abastecimientos transportados en el mercante alemán Ruebens, disfrazado de buque danés, que había sido enviado a la colonia para forzar el bloqueo y aprovisionar al crucero ligero Könisberg (anclado en el delta del Rufiji, escondido y enmascarado en los numerosos brazos en que se divide el río, a la espera de poder carbonear para proseguir sus operaciones contra el tráfico mercante aliado). El mercante alemán, empero, fue sorprendido e interceptado por un crucero de vigilancia británico, alertado por la inteligencia naval, al llegar a las proximidades de la colonia 4Unos 170 de ellos estaban tan mal heridos que los británicos no se atrevieron a evacuarlos y los dejaron a merced de Von Lettow, que los cuidó adecuadamente.5El episodio debió ser impactante, porque uno de los operadores de radio británicos, que siguió transmitiendo pese a las dolorosas picaduras de los insectos, fue condecorado por tal acción a su regreso a la India. 6Pasó forzoso a la situación de retirado con el grado de coronel. BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 49


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