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BOLETIN INFANTERIA MARINA 22

HISTORIA alemana, aunque su capitán prefirió vararlo en una playa próxima a Tanga antes que rendirse; de allí –aprovechando el momento oportuno- las tropas coloniales alemanas consiguieron recuperar casi todo el cargamento utilizable, que era bastante, sobre todo en armas, municiones, víveres y aprovisionamientos sanitarios. Los ingleses, mientras, no tardaron en descubrir el escondite del Königsberg, y a mediados de 1915, tras muchos esfuerzos y empleando dos monitores dotados con piezas de 6 pulgadas, que pudieron remontar el río gracias a su relativamente poco calado, consiguieron inutilizar al crucero alemán. Su comandante, el capitán de fragata Max Loof, desmontó las 10 piezas de 105 mm que llevaba el crucero, desembarcó municiones y provisiones y se unió con sus 350 hombres7 a las tropas de Lettow-Vorbeck. Después, acabó de destruir el buque con una cabeza de torpedo para que no cayera en manos enemigas. No tardaron los alemanes en montar dos de las piezas8 de 105 mm en el mercante fluvial Graf von Götzen, utilizado antes de la guerra como ferry fluvial para pasajeros y carga9 en el lago Tanganika, que al poco consiguió hacerse con el control del lago, batiendo con sus piezas a las cañoneras belgas y británicas –transportadas hasta allí por tierra- que acosaban a las barcazas alemanas y a los colonos de ese país establecidos en sus orillas. Al finalizar la guerra este buque pasó a manos británicas y todavía seguía en activo como transporte de personal y turistas por el lago a principios del siglo XXI, con cerca de cien años sobre sus cuadernas. Semanas después, el ya coronel Lettow-Vorbeck, reforzado con la dotación del Königsberg, reclutando reservistas alemanes de la colonia y a más indígenas, y armándolos con el material capturado, pudo disponer de unos 12.000 hombres, de los cuales alrededor de 1.800 eran europeos y el resto nativos, sus fieles askaris. Con ellos organizó unidades muy móviles y prosiguió una guerra de guerrillas contra los aliados británicos, belgas, sudafricanos y portugueses a los que tuvo en jaque durante cuatro largos años, invadiendo sus colonias y derrotándolos sucesivamente en el Kilimanjaro (1914), Jassin y lago Tanganica (1915), Maluwa (1917) y Kasawa (1918), hasta el 25 de noviembre de 1918 en que, firmado ya el armisticio en Europa y del que no tenía noticia, capituló. Durante esos años logró evitar que los cerca de 300.000 hombres que los aliados empeñaron contra él fueran destinados al frente occidental europeo. Las bajas británicas en todo ese tiempo superaron las 60.000, incluyendo las de no combate causadas por enfermedades –sobre todo la malaria- u otras razones y la suyas fueron unas 5.000. Lettow-Vorbeck capituló, sin ser vencido, cuando lo hizo su patria. Por su pericia, valor y caballerosidad, se ganó la admiración y el respeto de sus adversarios. Fue ascendido a general por el Káiser en el último decreto imperial firmado justo antes de su abdicación, en 1918. Le fue concedida también la medalla Pour le Mérite, la máxima 7De los 350 tripulantes, sólo el capitán de fragata Loof y otros 14 oficiales, suboficiales y marineros sobrevivieron hasta el final de la guerra y consiguieron regresar a Alemania. 8El resto de las piezas se montaron sobre cureñas para defensa de puertos y como artillería de campaña. 9Este buque y el combate del lago Tanganika sirvieron de inspiración para el film de 1935 La Reina de África, protagonizada por Humprey Bogart y Catherine Hepburn. 50 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA


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