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Sería el 30 de septiembre cuando la acción aérea alcanzó su máxima intensidad. Más de 60 aviones, escalonados por escuadrillas cada 45 minutos, bombardearon y ametrallaron las posiciones enemigas obligándole a desalojarlas causándole elevadas bajas, arrojando 30 toneladas de bombas y disparando 1800 proyectiles. En estas acciones se perdieron un Potez, un Fokker y un Savoia 16 bis, pero sus tripulaciones fueron rescatadas ilesas. Durante toda la operación los aviones volaron a cotas muy bajas para poder ametrallar a las fuerzas enemigas, facilitando así el progreso de la fuerza terrestre, que el 1 de octubre de 1925 ocuparía la línea Adrar-Sedun hasta Amekran, dando así por finalizada la operación de Desembarco de Alhucemas, cuyo objetivo era ocupar una zona que permitiera posteriormente la penetración en el corazón del Rif y la rendición de Abd-el-Krim. Este mismo día, obtenía la novena Laureada para la Aviación el teniente Senen Ordiales González por un reconocimiento ofensivo en el Sector de Axdir, siendo herido repetidas veces en las pasadas efectuadas con su Bristol al descubrir y destruir una pieza de artillería enemiga. En el informe al comandante en jefe del Ejército de operaciones de España en África, elevado por el general Soriano, Director de la Aeronáutica Militar, terminaba diciendo: “El personal a mis órdenes ha cumplido a plena satisfacción todos sus cometidos y del esfuerzo rendido dan clara idea las 1462 horas de vuelo realizadas y las 136 toneladas de explosivos lanzados, siendo de notar que la duración media de cada vuelo fue de dos horas”. OPERACIONES FINALES: EL FINAL DE LA PESADILLA Terminada la ofensiva y alcanzados todos los objetivos propuestos, las tropas españolas se dedican a limpiar la zona de pequeñas partidas rebeldes y a fortificar el terreno conquistado para preparar las operaciones a desarrollar en 1926. La Aviación continuó efectuando misiones de reconocimiento y bombardeo de castigo, proporcionando al Mando datos valiosísimos sobre la situación y fuerzas del enemigo. En uno de estos servicios el teniente Félix Martínez Ramírez obtiene la décima Laureada para la Aviación, al resultar gravemente herido el 11 de mayo de 1926, cuando descubrió a un numeroso grupo de rifeños a los que atacó hasta agotar sus bombas y municiones. Poco después comenzaban las operaciones para unir la amplia cabeza de puente de Alhucemas con el territorio de Melilla. El 20 de mayo de 1926 se conseguía el enlace de las fuerzas, operación apoyada desde el aire por las escuadrillas con sus clásicos vuelos a la española, en las que murieron dos aviadores. Una vez unidos los territorios de Melilla y Alhucemas, el frente occidental quedaba próximo al oriental y solo restaba a Sanjurjo someter definitivamente a Gomara y Yelaba, las dos regiones donde todavía se mantenían focos de rebeldía. SM el Rey Don Alfonso XIII impone la corbata a la bandera de la Aviación Militar. 104


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