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la iglesia de Palos de la Frontera, ante el que oró Colón antes de partir. Terminada la ceremonia religiosa andando se dirigen hasta la orilla, junto al Plus Ultra, que estaba anclado en el río. En tierra, una multitud, y en el aire, veinte aviones militares llegados de Sevilla para la despedida y el Wal nº 1 de Martínez Merino que los acompañaría hasta Larache. El fotógrafo Alonso y Rada están esperando la llegada de los tripulantes. A las 0747 ponen en marcha los motores del hidro. A las ocho en punto se levanta el ancla, y el hidro navega durante unos cuatro minutos entre las embarcaciones engalanadas, a ambas orillas del río. Luego se eleva, poniendo rumbo a Larache y Canarias, primera etapa del raid. Durante muchas horas volaron sobre las nubes sin ver prácticamente el mar, hasta divisar levemente Fuerteventura. Algo mas tarde un gran claro les permite descender y aproximarse al Puerto de la Luz de Gran Canaria para tomar agua, después de más de ocho horas de vuelo. Al día siguiente –con mar muy movida– se intenta por dos veces la salida del avión, sin conseguirlo. Además, una pequeña avería en el mando de dirección, obliga a Franco y Rada, con el hidro aligerado, a trasladarse a la bahía de Gando. Reparada la avería, despegarían con la mínima carga posible para la segunda etapa. Esta segunda etapa de Canarias (Gando) a Cabo Verde (Porto Praia), era la más difícil desde el punto de vista de la navegación, ya que presentaba el problema de arribar a unas islas con escasa visibilidad. Franco, con su obsesión de reducir peso, para este tramo eliminó 400 Kg. de peso e hizo bajar al fotógrafo Alonso. Despegan muy temprano el día 26, con buen tiempo. Durante el vuelo, casualmente se cruzaron con el buque correo que venía de Fernando Póo (Guinea Española) y que les permitió tomar con exactitud su posición. Como estaba previsto, al llegar a Porto Praia la visibilidad era mala, pero aún pudieron avistar a los buques españoles, que les recibieron con salvas. Por la mala mar, amarar era difícil, pero, felizmente lo consiguieron tras más de nueve horas de vuelo. En esta etapa lo que les resultó más incómodo fue la escasez de alimentos, ya que sólo llevaban los de emergencia; menos mal que el previsor de Durán llevaba algunos dulces y caramelos que distribuyó entre sus compañeros. Vuelta otra vez a aligerar la carga para la tercera etapa. Revisión y puesta a punto de todo: cambio de hélices, retirada de la brújula de popa, parte del equipaje, botiquín, la mitad de los botes de humo, los estuches de los regalos y hasta la mayoría de la herramientas de a bordo. Y aún era poco quitar, pues hacía falta gasolina para cubrir los 2850 km. que faltaban hasta Brasil, y con el mal estado del mar no podía permitirse que el “Plus Ultra” se desfondará por exceso de carga en el despegue. En consecuencia se prescindió también de las tapas de las torretas, de dos anclas, de soportes de algunos mecanismos, de más herramientas y de parte de los víveres. Todo fue transportado al “Blas de Lezo” y aún así la carga total de 3625 kilos representaba excesiva para despegar. A estos inconvenientes había que agregar que se tenía que encontrar un lugar apropiado lo más resguardado posible de los embates del mar desde donde poder despegar. Lo encuentran en la bahía llamada Barrera do Inferno y hasta allí fue remolcado el hidro durante la noche. Todo listo, al fin, al amanecer del día 30 despegan, con dificultades, hacia la isla de Fernando Noronha. Durante una hora pudieron mantener contacto con el crucero y con Porto Praia, pero después estuvieron aislados hasta la una de la tarde y teniendo que volar a 300 m de altura sobre un mar muy movido y medio entre nubes. A las dos de la tarde empezaron a oír estaciones de barcos situados a proa, que les permitió corregir el rumbo. Cerca del Ecuador, atravesaron una zona de chubascos que tuvieron que salvar dando un rodeo. Cuando estaba a punto de ponerse el sol divisaron la isla y como iba anochecer antes de arribar a la isla, decidieron amerizar, siendo las 18 horas 35 minutos de la tarde. Antes de amarar emitieron un mensaje que decía: “Se esta haciendo de noche, tenemos que tomar agua. Si no llegamos a la isla díganselo al Alsedo”. Con poquísima luz amerizaron junto a un barco inglés y comenzaron a navegar con dirección al faro de la isla que estaba encendido: así recorrieron 25 millas. Como llevaban encendidas las luces verdes y rojas, en Noronha se confundieron y creyeron que se alejaban en lugar de acercarse. A llegar a la rada, 113 Hidroavión Plus Ultra, Antes de ser bautizado


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