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planos en misiones bélicas y que, si bien en la actualidad no tienen aplicaciones militares, están llamados a tenerlas muy en breve siendo de la mayor conveniencia, cuando llegue el caso, tener personal preparado que, la experiencia ha demostrado, no se improvisa. Sugiere también, que el Servicio Aerostático, tenga en lo sucesivo a su cargo todo lo referente a dirigibles y aeroplanos, abarcando los servicios aéreos el triple concepto de aerostación, aeronáutica y aviación. En este planteamiento de Vives se encuentra, escrita, la primera referencia oficial respecto a un futuro servicio de aviación militar. Para el estudio de los aeroplanos, propone empezar por “fomentar la afición haciendo que Wright o alguno de sus discípulos hicieran una serie de vuelos en Madrid con algún Oficial que previamente se designara, como se está haciendo ahora en Roma, quedándonos después con el aeroplano, que se emplearía en las experiencias para continuar nosotros las prácticas”. Termina Vives su escrito poniendo de relieve “la extraordinaria competencia del capitán Kindelán en estos asuntos” y reconoce haber encontrado en él “un elemento muy principal por lo bien preparado que está habiendo dado, en esta ocasión, una nueva prueba de lo mucho que vale”. El mes de julio de aquel año se produjo uno de los grandes acontecimientos de la aviación, Louis Blériot con el avión de su invención Bleriot-XI cruzó el Canal de la Mancha (Calais-Dover) en 37 minutos habiendo recorrido 24 millas. Fue un vuelo que tuvo gran repercusión mundial, no tanto por el tiempo de permanencia, altura y distancia recorrida (valores muy modestos), como por la conjunción de tres factores: el hecho de haber sido el primero en enlazar por el aire el Continente con Inglaterra, el importante premio en metálico otorgado al ganador y la eficaz propaganda desarrollada por un conocido periódico inglés. Es inevitable pensar que este vuelo, y otros que se realizaban prácticamente a diario, serían objeto de seguimiento por parte de los responsables del Cuerpo de Ingenieros que, con toda seguridad, estaban trabajando con fe en la elaboración de un proyecto conducente a la creación del Servicio de Aviación. El día 2 de abril de 1910, el teniente coronel José Mª de Soroa y Fernández de la Somera, destinado en la Sección de Ingenieros en el Ministerio de la Guerra, había remitido un escrito7 al Capitán General de la 1ª Región, en el que le informaba que “el Rey había tenido a bien disponer que por el Parque Aerostático se procediera al estudio del tipo de aeroplano que más conviniera al Ejército”. Es muy probable que por aquellas fechas Vives tuviera ya decidido qué aeroplanos recomendaría adquirir a la Superioridad. Por documentos recientemente localizados en el Archivo General Militar de Segovia (AGMS) sabemos que mediado el mes de junio dirigió un escrito8 al Ministro de la Guerra a través de la Sección de Ingenieros en el que, respecto a los aeroplanos, le sugiere que en el caso de adquirir un solo aeroplano sería conveniente fuera un Farman con motor Gnôme y que, si se adquirieran dos, el segundo podría ser un Wright o un Antoinette. En el mismo escrito adjunta un proyecto de Bases para la Reorganización del Servicio Aerostático en su triple aspecto de aerostación, aeronáutica y aviación, insistiendo en la importancia de que los tres elementos citados funcionen armónicamente. No cayó en saco roto la propuesta de Vives, muy al contrario la Superioridad la había tomado en serio, como lo prueba la respuesta a su escrito, en la que de la Soroa le solicita “para la mejor resolución de cuanto propone en su escrito” que, referente a la adquisición de un aeroplano y la reorganización del Servicio Aerostático, desglose las bases de referencia en dos partes: una que constituya todo lo relativo a organización y otra que abarque lo concerniente a la adquisición de material. Asimismo le pide que formule cuatro presupuestos separados, de los cuales el 3º se refiere a la “adquisición de aeroplanos, construcción de idem, barracones para idem, preparación de aeródromos y subvenciones”. Este escrito de la Sección de Ingenieros en el Ministerio de la Guerra es a la vez embrión y desencadenante de un > Plan de deslinde de terrenos (escala 1:1.000) en el año 1914. Se aprecian las dos vías férreas, las instalaciones 22 de Ferrocarriles Militares (ingenieros) y la ubicación, al Sur, del primer Cuatro Vientos. Trabajo aprobado con la firma del general Banús (foto: Archivo General Militar de Segovia). > Posiblemente la primera fotografía aérea de Cuatro Vientos tomada por el gran fotógrafo Leopoldo Alonso, en el mes de febrero de 1912, desde un Bristol biplano (foto: Prensa gráfica de la época).


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