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nes. En el caso del C-101, equipado con un turbofán, el ruido disminuye sensiblemente en comparación con los turborreactores que equipan los aviones de las Patrullas más importantes aunque, eso sí, gasta mucho menos combustible gracias a los álabes de su gran ventilador. Alguna revista especialista en temas aeronáuticos se ha referido a este sonido tan propio del C-101 como el de una aspiradora, no quisiéramos tener que recordar a otros el viejo refrán de “Mucho ruido pero pocas nueces”. El poco ruido de nuestros aviones se podía traducir en una menor potencia de nuestros motores, pero por su aerodinámica volaba con una menor velocidad de maniobra con relación a las demás Patrullas; el menor radio de nuestros virajes lo supimos aprovechar, ya que podíamos evolucionar más cerca de los espectadores y de esta manera conseguimos una mayor vistosidad aunque, eso sí, exenta de ruidos. El reducido radio de giro de nuestros aviones es muy de agradecer cuando el tiempo está mal, con poca visibilidad o en zonas con montañas próximas a la zona donde tiene lugar la exhibición. Los humos son decisivos para conseguir una mayor vistosidad en las exhibiciones aéreas. Aparte del mensaje patriótico que dejan escrito cuando en el cielo dibujan los colores de la bandera nacional, los generadores de humo a bordo de los aviones acrobáticos sirven para que a los espectadores les sea más fácil seguir la trayectoria de los aviones en sus continuas evoluciones añadiendo un cierto dramatismo escénico a la exhibición. Nosotros, en aquellos días, nos conformábamos con el humo blanco y sobre él empezamos a investigar. De diferentes fuentes de información conocimos como lo producían las demás patrullas. Teníamos idea de cómo se inyectaba el producto en la salida de las toberas por la observación de los aviones de aquellas, también supimos que se trataba de gasoíl que al aumentársele la temperatura lo suficiente se evapora y entonces dejaba tras sí la ansiada estela. Solo faltaba aplicarlo a nuestro avión y el encargado de llevarlo a la práctica fue el capitán Ingeniero Aeronáutico Dionisio Collado. “Dioni” hizo el proyecto y, una vez completado, aproveché la oportunidad que me llegó cuando, por una revisión de tercer nivel que tenía que realizarse en uno de nuestros aviones, tuve que llevarlo en vuelo a la Maestranza Aérea de 170 La primera salida de la Patrulla se realizó con cinco C-101 en la tarde del día 4 de junio de 1985, la misión: “realizar un entrenamiento de maniobras acrobáticas en formación y tratar de hacer un primer estudio del comportamiento del avión al ser sometido a las exigencias de un vuelo de exhibición


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