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AEROPLANO 30

La atención de los mecánicos hacia los aviones se realizaba con mucho rigor, pues significaba el éxito de las misiones de las escuadrillas. Su correcto estado y funcionamiento era el broche de seguridad en el centro. Lo impulsaba un motor Wright Cyclone de 9 cilindros en estrella de 700 cv. Su arma ofensiva/defensiva la constituían cuatro ametralladoras montadas en el fuselaje, sincronizadas con el motor, del calibre 7,62 milímetros, con una cadencia de tiro de 800 disparos por minuto. La escuadrilla se componía de cuatro patrullas, y cada patrulla de tres aviones. La atendía la siguiente dotación de mecánicos: Jefe Mecánico Eugenio Gandiaga Mecánico José Ferrer Mecánico Guillermo Letona Mecánico Manuel Egurrola Mecánico José Mª Martí Mecánico Juan Martínez Mecánico José Jové Mecánico Florencio Esteban Mecánico José Fabregat Mecánico José Capellades Mecánico Roberto Moltó Mecánico Pedro Bravo El primer avión que me asignaron fue el CA- 012, pilotado por Manuel Guasch. Todos los días antes del amanecer, los componentes de la escuadrilla nos trasladábamos del pabellón de Alcañiz al aeródromo de Hijar. Mi ayudante quitaba la capota que cubría el motor y la de la carlinga, luego aseguraba bien los calzos a las ruedas. Cada patrulla disponía de dos vehículos de puesta en marcha para arrancar los motores de los aparatos. Cuando yo arrancaba el motor del avión –previamente comprobado el aceite del depósito– lo hacia funcionar a 650 revoluciones por minuto para calentarlo, mientras observaba la presión de aceite y la temperatura del motor. Una vez calentado el motor, comprobaba el encendido de cada magneto a 1.200 revoluciones por minuto; la caída de las revoluciones de ambos encendidos tenía que ser igual. Después sometía el motor a plena potencia unos segundos, con el avance del encendido al máximo, para comprobar si alcanzaba las revoluciones especificadas. También observaba si la aceleración era correcta. Además comprobaba el funcionamiento del corrector de altura. Seguidamente paraba el motor. Finalmente actuaba la palanca de los mandos para comprobar que se movían sin resistencia ninguna. Lo mismo hacía con el “palonnier” (barra del timón de dirección). Mientras el ayudante repostaba el depósito de combustible, yo verificaba, ocularmente, el estado exterior del aparato y el atalaje de sujeción del piloto. 73 > 17ª Promoción de mecánicos, noviembre 1937. Alumnos en el campo realizando prácticas en un avión Breguet XIX con motor Lorraine de 12 cilindros en W de 450 cv Abajo de izquierda a derecha: Enrique Aparicio, Fernando Ballador y Juan Soler. Arriba de izquierda a derecha: Manuel Giner, Paulino Aupi, José Jové y Enrique Pascual. del piloto > 16ª Promoción de mecánicos, mayo 1937.


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