LA GESTACIÓN DEL MANUSCRITO En el artículo “Fuentes primarias de la guerra aérea en España: textos autobiográficos españoles (I)”1, dimos a conocer las memorias de los aviadores españoles que, desde uno y otro bando, expusieron sus vivencias sobre la contienda aérea civil desarrollada en España entre 1936-1939. Meses después, tuvimos ocasión de acceder a un ejemplar del libro Diario íntimo de un piloto de Caza en la Guerra Civil Española2, que recoge las memorias del gallego Darío Acuña Lagos que voló encuadrado en la escuadrilla 6E3 dirigida por José Barranco del Egido y que pertenecía al Grupo de Caza 3G3 mandado sucesivamente por José Ibarra Montes y, posteriormente, por el propio Joaquín García Morato. En el trabajo mencionado anteriormente, ya pusimos de manifiesto la escasez de testimonios de pilotos nacionalistas; por ello creemos que es importante difundir las memorias de este aviador. Como ya veremos, Acuña comparte algunas similitudes biográficas, aeronáuticas y médicas con el relato de otro piloto del mismo bando, José Luis Jiménez-Arenas Martín, autor de Cadenas del aire3, y menciona en varias ocasiones a José Larios Fernández (Combate sobre España. Memorias de un piloto de caza4), aunque el aviador gallego no sale reflejado en su libro. Darío Acuña indica que su Diario es un documento cierto de las operaciones en el aire y los descansos en las horas libres5, lo que nos aporta un testimonio diferente en la historiografía de la aviación nacional de la guerra aérea de España. Aun habiendo sido elegido para formar parte de una unidad de élite como los grupos de caza de Morato (y es unánime que sólo podían acceder a esas escuadrillas pilotos seleccionados por él o muy cualificados) no tuvo fortuna en combate, lo cual le confiere a su escrito un matiz z distinto a los libros conocidos. En primer lugar, el propio Acuña Lagos afirmó que su vinculación a un bando de la guerra fue –como en muchos otros casos– por cuestiones “geográficas”6. El relato, plasma el testimonio del día a día de un joven aspirante y posterior piloto de combate, sus dudas vitales y profesionales. Además, brinda al lector, sin tapujos, los contrastes de la guerra aérea: vive la indescriptible excitación de los combates aéreos y ametrallamientos y luego, en tierra, sin dejar de tener en cuenta el contexto de la guerra, analiza fríamente sus acciones como algo que va en contra de la vida. Por otro lado, Acuña, como no podía ser de otra manera, aporta en sus vivencias pasajes de la frívola vida de unos jóvenes que saben que les ronda la muerte y quieren apurar los placeres de la vida al máximo. Por ello, no es de extrañar sus alusiones amorosas, y en concreto, hacia una mujer, por lo que en algunos pasajes este Diario tiene mucho en común con el relato del aviador republicano Manuel Montilla Montilla7. Aparte de esta visión vital de la guerra, el libro presenta un aspecto histórico aeronáutico valioso porque aporta datos interesantes sobre la formación de aviadores de caza en el bando nacional. Por ello, esta obra se complementa cronológicamente con los libros 92 Memorias de Darío Acuña Lagos, piloto del 3G3 CARLOS LÁZARO ÁVILA
AEROPLANO 32
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