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210 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 0 / 2012 Jordania, en Sudán, en Argelia, en Libia, en Túnez, en Marruecos; y, en el Golfo, en Arabia Saudí, en Qatar y en Kuwait. En estos países se han desarrollado, desde los años cuarenta, movimientos simi-lares en cuanto a organización y objetivos. Su naturaleza y capacidad de actuación ha sido distinta, según el grado de tolerancia o represión de cada gobierno. Todos han pasado por diferentes fases. Incluso han llegado a estar integrados en las insti-tuciones políticas. Normalmente es en el marco de las elecciones municipales en el que inician su incorporación al sistema de partidos. Porque son sus labores sociales las que les pueden garantizar un número elevado de votos. Todas estas comunidades están conectadas con el Movimiento central egipcio, especialmente en lo referente a los aspectos doctrinales, aunque son casi independientes en su actuación. A pesar de ello, mantienen lazos que permiten hablar de una dimensión internacional del Movimiento; es decir, de una Hermandad Global, que repite la organización estruc-turada explicada anteriormente. Hasta aquí, el transnacionalismo de la Hermandad no es tan novedoso. Pero sí lo es en otros aspectos. El primero se refiere a las herramientas de su difusión. La “desterritorialización”31 se ha visto definitivamente favorecida por las redes sociales de internet, utilizadas en las movilizaciones de Túnez y Egipto. Como consecuencia de ello, el segundo aspecto se refiere a que más allá de su presencia lo que se ha produ-cido es un fortalecimiento de su capacidad de influencia. De hecho se empiezan a multiplicar vínculos que hasta el momento habían sido muy débiles, con otras ramas de la misma Cofradía32 u otros movimientos islamistas. En este sentido son especial-mente reseñables los casos de Túnez y Libia, en dónde también se han producido acontecimientos, que dentro del marco revolucionario han cambiado por completo su situación. Los Hermanos Musulmanes tunecinos se han concentrado en el Partido de al-Na-hda, liderados por Rachid Ghannusi, quien ha vuelto de su exilio británico tras la caída del régimen de Ben Ali. Su posición es más extremista que la de la Hermandad en otros países. La victoria aplastante de los islamistas en Túnez ha sido una de las situaciones más impactantes del panorama que siguió al fin de las dictaduras. Al contrario de lo espe-rado en Egipto, el ascenso de los Hermanos Musulmanes tunecinos no se esperaba que pudiera alcanzar las cotas que ha obtenido. Tampoco resultaba previsible el impulso obtenido por los salafistas, que a día de hoy representan uno de los mayores obstáculos para la consolidación de los cambios hacia un proceso democratizador. Ni los altos ín-dices de formación de la sociedad tunecina, ni el nivel económico de las clases medias 31  Roy, Oliver: El Islam mundializado. Los musulmanes en la era de la globalización. Barcelona, Be-llaterra, 2003. Pg.169-187. 32  Con motivo del éxito del PLJ en las elecciones, los Hermanos Musulmanes sirios enviaron una delegación a El Cairo, encabezada por Faruq Tayfur, delegado del líder de la cofradía en este país.


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