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REVISTA IEEE 4

115 Guillem Colom Piella Definiendo la Armada Estadounidense del Siglo XXI próximos meses en línea con los principios establecidos en la Revisión Cuadrienal de la Defensa de 2014 y la Estrategia Nacional de Seguridad que Obama debería presentar en 2015.55 4. CONCLUSIONES Como hemos podido observar, en un primer momento la Armada estadounidense mostró profundas reticencias a aceptar esta revolución que prometía acabar con la necesidad de poseer una gran flota oceánica para ejercer el control de los mares y, con ello, convertir en obsoleta su formidable marina de guerra. En consecuencia, juzgó necesario mantener los medios heredados de la Guerra Fría para continuar satisfaciendo sus tradicionales cometidos mientras reforzaba su vocación expedicionaria y desarrollaba capacidades específicas para combatir en la región litoral y proyectar el poder tierra adentro: nuevos procedimientos, conceptos operativos y sistemas de combate. Sin embargo, en la segunda mitad de la década de los noventa, cuando las élites políticas y militar del país aceptaron la Revolución en los Asuntos Militares, la Armada y el Cuerpo de Marines ya disponían de capacidades adecuadas a los nuevos requerimientos operativos. En efecto, no sólo habían reforzado la acción conjunta y combinada, consolidado su perfil expedicionario, implementado la guerra costera e incrementado su habilidad para combatir en toda la gama de operaciones; sino que también estaban adquiriendo tecnologías revolucionarias como sistemas C4ISTAR, plataformas avanzadas y armas inteligentes. No obstante, la escalada de costes de los sofisticados materiales, junto con la necesidad de mantener y modernizar los sistemas heredados de la Guerra Fría, no sólo aconsejaron abaratar los diseños existentes – los proyectos vinculados al SC-21 migraron hacia el crucero CG(X), el destructor DD(X), el portaaviones CV(X), el buque de combate litoral LCS, el submarino de ataque Virginia o la transformación de varios submarinos lanzamisiles Ohio para servir como plataforma para el lanzamiento de misiles de crucero – sino también iniciar una Revolución en los Asuntos de los Negocios que permitiera sanear las finanzas de la Armada, reducir sus gastos corrientes y garantizar la viabilidad de los programas de armamento y material. 55  Para conocer con detalle los contenidos de esta hoja de ruta para el periodo 2014-18 y las implacables críticas realizadas por el National Defense Panel – un grupo independiente de expertos constituido para evaluar sus planteamientos y propuestas – acerca de las carencias de esta estrategia, véase: COLOM, Guillem: “La Nueva Revisión Cuadrienal de la Defensa Estadounidense”, Boletín Meridiano 47, vol. 15 nº 144, pp. 32-36.


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