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MEMORIAL DE INFANTERIA 76

MISCELÁNEA 500.-Es otra mística, esta vez la Beata Catalina Emmerich( 2) quien nos dice que ya en Éfeso donde vivió la Virgen comenzó esta fiesta; y esto nos lleva a pensar que pudo ser San Juan, hermano de Santiago quien la instituyó. Esta fiesta debió perderse con el paso del tiempo, pues más adelante la misma Beata dice que fue San Sabas quien vivió en torno al año 500 quien la instituyó después de tener una visión al respecto. Este santo, hoy poco conocido pero que tuvo gran renombre y devoción en su época, fue turco de nacimiento pero que vivió en Jerusalén y no es de extrañar que a raíz de su predicación la fiesta se difundiera por el Imperio Bizantino y en particular por Palestina. 614.-Es oscura la manera en que llegó esta festividad a España. Los lazos entre el Imperio Bizantino y la Hispania visigoda no estaban completamente rotos; por el contrario los primeros mantenían colonias en el levante español y es lógico pensar que la población hispano-romana, que desconfiaba del arrianismo de los visigodos, tuviera a los bizantinos como referente en lo religioso. Sin embargo una historia más rocambolesca puede ser la explicación real, y desde luego es mucho más apasionante. En el año 614, apenas pasado un siglo de la muerte de San Sabas, los ejércitos persas de Cosroes II sitian y saquean Jerusalén. 636.-El presbítero Filipo y otros monjes consiguen poner a salvo un arca con reliquias de gran valor, el “Arca Santa”, que llevaron hasta Alejandría. 2 Catalina Emmerich, traducido por José Mª. Sánchez de Toca, “La Vida oculta de la Virgen María”, Cap. 3 3 Enrique López Fernández, “Las Reliquias de San Salvador de Oviedo” , Ediciones Madu (2004) 94 Los siguientes avances persas hicieron que se desplazara más al oeste, arribando finalmente a las costas de Cartagena desde donde fue enviada a San Isidoro en Sevilla en el año 636. Es de suponer que acompañando al arca llegaran los últimos de aquellos monjes que salieron veinte años antes de Jerusalén y que fueran ellos, quienes trajeran la devoción a la Inmaculada Concepción. El viaje habría sido largo pero no imposible de realizar y tampoco carente de lógica: el reino visigodo se había convertido al catolicismo, era un reino poderoso y las artes florecían de la mano de San Isidoro. Lo que nadie podía imaginar es que las banderas de la media luna llegaran poco después hasta aquellas tierras.(3) 665.-Fuera por medio de estos monjes o de otra manera, lo que sí es seguro es que pocos años después encontramos las primeras referencias inequívocas a la Inmaculada. En el año 665, un discípulo de San Isidoro de nombre Ildefonso y toledano para más inri, que a la sazón era arzobispo de esta ciudad, como si el destino le hiciera un guiño a los infantes; compone una obra en defensa de la virginidad de María. En sus oraciones se encuentran muestras a una espiritualidad muy moderna, adelantada a su tiempo, que habla incluso de la consagración mariana; y tal fue su devoción, que la tradición recoge que fue bendecido por una aparición de la Virgen quien le dejó como presente una casulla. 675.-Los hechos debieron ser de dominio público pues no fueron solo leyendas sino que fueron recogidos por el Concilio de Toledo, la reunión más importante del gobierno de la época. Este instituyó una fiesta para recordar dicho día y fue tal la importancia de este milagro, que pocos años después en el año 675, durante el transcurso del XI concilio de Toledo, nada menos que Wamba, el rey Imagen del Arca Santa en la Catedral de Oviedo (fuente: La Nueva España). El Arca se conserva en Asturias desde la invasión islámica, primero en el Monsacro hasta la construcción de la Cámara Santa de la Catedral en Oviedo. En ella también se guardó la Casulla de San Ildefonso, hoy desparecida por desgracia Representación de la imposición de la Casulla a San Ildefonso en la Puerta del Sol, Toledo


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