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MEMORIAL DE CABALLERIA 73

Noticias del Arma Varios Historia Empleo Táctico y Operaciones Orgánica y Materiales 61 MATERIALES A menudo usamos el apelativo de “todo terreno” con demasiada facilidad. alcanzar y, sin lugar a dudas, retrasarían y encarecerían el pro-yecto. Posteriormente se volvió a relanzar, si bien se modificaron los requerimientos iniciales, no contemplándose el transporte en aviones C-130, sino en los mayores C-17. En el caso de los principales Ejércitos europeos, que recibi-rán en los próximos años el nuevo avión de transporte A400M la citada limitación no es tan importante, si bien en el futuro tendrá una influencia vital en todos los programas en curso. De todas formas, teniendo en cuenta que la mayoría de los Ejércitos care-cen de los medios de transporte aéreo necesarios para proyectar una unidad de cierta entidad en un tiempo prudencial, este tema no debería obsesionarnos en exceso. Pensemos, por ejemplo, que para trasladar una sola Brigada Stryker son necesarios 800 vue-los de Hércules. En resumen, para que un vehículo acorazado posea una buena movilidad estratégica deberá ofrecer unas adecuadas prestacio-nes de velocidad y autonomía, al tiempo que su peso y dimensio-nes tendrán que estar en consonancia con los medios previstos para su transporte que, en la mayoría de los casos, no incluirán los aéreos. Antes de continuar, me parece oportuno aclarar algunos con-ceptos relativos a la movilidad táctica que, a menudo, nos llevan a cometer importantes errores. En primer lugar, el hecho de que un vehículo reciba el apelativo de todo terreno no quiere decir, en absoluto, que sea capaz de moverse por cualquier sitio. Y no me estoy refiriendo a grandes montañas con pendientes del 120 por cien, ni mucho menos. Pensemos que una zona más o menos llana con pequeñas pendientes puede estar plagada de obstácu-los (zanjas producidas por la lluvia, piedras o rocas, troncos de árboles, etc.) que nos impidan el paso o, como mínimo, nos hagan insufrible su travesía, aparte de extremadamente lenta. Si a lo anterior añadimos unas malas condiciones meteorológicas (un simple chubasco, por ejemplo), la situación es susceptible de agravarse por momentos, llegando a ser muy difícil para el movimiento de vehículos, a veces incluso para los de cadenas. Además, hay que tener presente que toda unidad tiene que recibir el adecuado apoyo logístico (carburante, munición, ali-mentos, piezas de repuesto…) que, casi siempre, se efectúa con camiones todo terreno. La experiencia que proporciona el inexorable paso del tiempo me permite recordar varias oca-siones en las que han sido suspendidos ejercicios en lugares que, a priori, eran perfectamente aptos para unidades acorazadas pero que, tras varias horas de lluvia, quedaron convertidos en verdaderos barrizales totalmente impracticables para la mayor parte de los vehículos. Un ejemplo característico es el campo de maniobras más importante de España, el de San Gregorio situado en las proximi-dades de la ciudad de Zaragoza. En condiciones normales, tiene muy pocas zonas que presenten problemas serios para el movimiento de los blindados; sin embargo, en cuanto llueve lo más mínimo, el suelo, que es de tipo arcilloso y muy removido por la acción de las orugas, se transforma en una inmensa y peligrosa pista de patinaje. Para hacernos una idea del problema sólo diré que, desde hace ya bastantes años, se están invirtiendo grandes sumas de dinero en construir unas pistas de ruedas, con firme de grava y canales de desagüe que, llegado el caso, al menos permiten que los vehículos2 puedan moverse desde los campamentos hasta las zonas logísticas. 2 Obviamente, los carros y blindados sobre orugas tienen muchos menos problemas, aunque a veces también pasan ciertos apuros.


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