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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 332

IV Centenario Vista de la primera sala y bloque inaugural de la muestra, dedicada a los primeros años del literato y militar, y en la que se presenta a los tercios, fuerzas en las que sirvió el alcalaíno. La segunda estructura cuenta que guerreó bajo las órdenes de los capitanes Diego de Urbina y Manuel Ponce de Léon, quienes acompañan al visitante a descubrir a los jefes de las compañías de los tercios. Además, aquí se presenta a Rodrigo de Cervantes, hermano y compañero de armas del ilustre complutense. fuerzas polivalentes Para conocer al resto de los componentes de los tercios hay que progresar en la visita, en la que se explica además la versatilidad de esta fuerza y cómo era: «es el tercio una reunión de compañías de infantería bajo una misma dirección, la del maestre de campo … Tropas permanentes y aguerridas, la punta de lanza de una monarquía erigida en baluarte de la cristiandad … el número de compañías que conformaba un tercio no era cosa fija … aunque de ordinario no pasaran del millar». «Soldados diestros asimesmo en la guerra de moros o salteada, encamisadas debajo del cielo estrellado, y harto sufridos en los asedios … Pero también infantería embarcada». Las paradas El Mediterráneo en tiempos de Cervantes y Lepanto: la más alta ocasión son los pilares del segundo bloque de la exposición: los años de soldado de don Miguel. Aquí, los tercios en tierra y embarcados coprotagonizan el espacio con el militar escritor. «Enconadas disputas había mantenido nuestro emperador Carlos con el Gran Turco por mar y por tierra, sin que la insolencia de los enemigos fuera abatida ni su fuerza menoscabada». «Eran comunes —cuenta Cervantes— mo responsable de la unidad; capitán, segundo en el mando; piqueros, coseletes (piqueros con media armadura); arcabuceros y mosqueteros. El primero de estos hitos explica la función de los maestres de campo y recuerda a dos de los mandos que tuvo Cervantes: Moncada y Lope de Figueroa. Ellos, como era habitual en la época, dieron nombre a las fuerzas que lideraban, dos de los tres tercios en los que sirvió el alcalaíno. El tercero fue el Sicilia. «Éste que veis aquí —se presenta don Miguel—, de rostro aguileño, de cabello castaño … fue mi retrato». «Ésta que os voy a contar —añade— es mi historia, retazos de una vida inquieta … llegué a escribir un libro del que quizás hayas oído hablar y que titulé El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, asimesmo tuve tiempo para forjar mi alma de soldado en las riberas del Mediterráneo, militando debajo de las vencedoras banderas del gran Felipe, en sus afamados tercios de infantería española». Así reza el texto que acompaña a la imagen de uno de los retratos más reconocibles de Cervantes, atribuido a Juan de Jáuregui (Real Academia Española), cuya autoría —como los restantes de la muestra— comparten el propio príncipe de las letras hispanas y el capitán Germán Segura, historiador y también comisario de la exposición. contexto histÓrico La recreación de Carlos V en Mülberg, pintura del maestro Tiziano y cuadro del Museo del Prado, sitúan al visitante en la historia de la España de la época y en la del propio don Miguel, nacido y bautizado en Alcalá de Henares en 1547, año en el que el rey emperador venció a los «rebeldes protestantes» en la mencionada ciudad alemana. Otro de los principales focos de atención de este espacio son dos estructuras metálicas verticales centradas en la sala. A lo largo del recorrido, el público se encontrará otras cuatro. Cada una de ellas está dedicada a las diferentes figuras que integraban los tercios: maestre de campo, máxi- Escultura de Pedro Requejo que evoca la lucha a bordo de la Marquesa, al fondo cuadro en el que se inspira: «Combate naval de Lepanto» (Senado). Octubre 2016 Revista Española de Defensa 63


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