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mismo fin. Los riesgos que asumieron los aviones les causaron tres derribos: el “Murcia 3” pilotado por el capitán Ureta, el “Salamanca 2” del capitán Ferreiro y el “DH-39” del teniente Hidalgo de Quintana. el coMienzo de un expediente inacabado Ya hemos comentado que en las primeras campañas de Marruecos, la aviación se consideraba una ayuda, un puesto de observación privilegiado al servicio de las fuerzas de tierra, y poco más. La jornada de Ras-Tikermín hizo que cambiase esa idea porque quedó patente que los aeroplanos habían actuado como una auténtica arma de combate17. Además, aquel día fue especialmente dramático el derribo del “DH-39”. Pilotado por el teniente Hidalgo de Quintana, durante el repliegue fue alcanzado por una andanada que hirió al piloto en el pecho, la pierna y el brazo. La pérdida de sangre fue tan rápida que perdió el conocimiento mientras intentaba llevar el aparato a las propias líneas. Su observador, el teniente Bellod, tomó los mandos y consiguió hacerlo aterrizar en una explanada cercana a la carretera de Kandussi a Segangan. A la vista de esa actuación un par de meses después, en febrero de 1922, se inició el expediente para concederles la Laureada18. Fue durante la instrucción de ese expediente cuando surgió la convicción de que había motivos para darle la Laureada a todo el grupo de escuadrillas. Así, el 6 de octubre de 1922 se anunciaba la apertura del expediente para la concesión de la Laureada al grupo Rolls, pues aparecen manifestaciones de repetidos hechos que atribuyen a dicho segundo Grupo de Escuadrillas, méritos bastantes para considerar incluidos en el artículo 79 … los realizados por los aviones que integraban la mencionada unidad19. Es preciso anotar que en aquellos momentos se estaban poniendo en marcha las medidas a las que había dado lugar la Ley de bases para la reorganización del Ejército de 1918 –fruto de la presión de las Juntas de Defensa sobre el Gobierno– y el nuevo reglamento de la Orden de San Fernando que ya contemplaba las acciones por las que la aviación podía tener derecho a la Cruz de San Fernando. Si a eso se añade la política de recompensas que se siguió con Primo de Rivera y después, podrán entenderse las dificultades por las que atravesó la tramitación del expediente y el hecho de que aún no haya llegado a buen puerto. la agitada puesta en Marcha de las recoMpensas en aviación20 EJUNTEROS, AFRICANISTAS Y ALGO MÁS21 n 1917 se había producido la primera crisis seria del sistema de la Restauración: la asamblea de Parlamentarios, la huelga general y las Juntas Militares sacaron a la luz los cimientos descompuestos de un régimen que comenzaba a tambalearse. En el Ejército surgieron las Juntas Militares que eran manifestaciones de una cierta conciencia de clase dentro de Ejército, pues sus reclamaciones iniciales no eran estrictamente militares sino más bien “laborales”: la oposición al sistema de promoción por méritos de guerra y pagas más altas. Las Juntas tomaron carta de naturaleza con la aprobación en diciembre de 1917 de la Junta Central de Defensa. Incluso puede decirse que consiguieron en buena medida sus objetivos cuando en junio de 1918 las Cortes aprobaron el proyecto de reforma del Ejército. Se suele asociar la creación de las Juntas con la división dentro del Ejército entre los “africanistas” –belicosos promotores de la guerra de Marruecos para beneficio personal: su carrera– y los “peninsulares” –más preocupados por el buen funcionamiento del ejército–; sin embargo más significativo era el tipo de división que se estaba manifestando que tenía más que ver con las cotas de poder que pretendían alcanzar unos u otros, jefes y oficiales, que con las estrictas reivindicaciones de los “junteros”; no hay más que pensar en el cambio de criterio de Burguete respecto a la política marroquí tras su nombramiento como Alto Comisario, o el cambio de posición del propio Primo de Rivera, también en lo que se refiere a la política marroquí, una vez que alcanzó el poder. Es decir, lo que el problema de Marruecos supuso para el Ejército fue bastante más que el debate de los ascensos por méritos de guerra22. A medida que la guerra se iba enquistando fueron surgiendo nuevos problemas que iban desde la escasa eficiencia de la burocracia militar, la escasa preparación de las tropas, la necesidad de aumentar el reclutamiento, el insuficiente equipamiento de las tropas, de los Cuerpos y de las Armas, el escaso presupuesto (para un desmesurado ejército peninsular), el caos burocrático y administrativo del Protectorado, más el afán de protagonismo o de “distinguirse” de algunos mandos “africanos”23. Esas posturas, más las que provocaban los vaivenes de la política nacional tuvieron como resultado varios cambios de reglamentos en el Ejército24 y de criterios en lo que se refiere a las recompensas. La Ley de bases para la reorganización del Ejército establecía como recompensas por méritos de guerra la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, la Medalla Militar y la Cruz Laureada de San Fernando, además del ascenso al empleo inmediato. La novedad de estas recompensas consistía en la incorporación de la Medalla Militar para 19 El 6 de octubre de 1922 se anunciaba la apertura del expediente para la concesión de la laureada al grupo Rolls > Aeródromo de Nador - Tauima Todavía en construcción, se ve la estructura( a1l9 2a1ir)e- SdHe YuCnoE dAe. los hangares. Los aparatos que se distinguen son DH4.


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