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sustituir a las cruces de San Fernando de 1ª y 3ª clase. En 1920 se publicó un reglamento de recompensas de acuerdo con esas bases25 y con fundamento en ese reglamento el Grupo Rolls recibiría la Medalla Militar colectiva por sus actuaciones entre junio de 1921 y septiembre de 1922: Por su trabajo eficientísimo de acción sobre el enemigo, y de cooperación con otras fuerzas, en cuantas operaciones y reconocimientos se efectuaron desde el 29 de junio de 1921 hasta el 29 de septiembre último; muy especialmente en los vuelos de aprovisionamiento de las posiciones de Zeluán, Monte-Arruit y fábricas de harinas de Nador asediadas por el enemigo; en el bombardeo nocturno de la Zauia de Tilili y en la ocupación de Inguntz, demostrando siempre su pericia, entusiasmo y valor. En 1925 se elaboraría un nuevo reglamento27. Tanto en éste como en el de 1920 ya se especificaba qué acciones de la aviación podían merecer recompensa. En cuanto a las recompensas colectivas –como sería el caso del 2º grupo de escuadrillas de Melilla–, por norma general se consideraba que una unidad del Ejército se hacía acreedora de ellas cuando los méritos de guerra eran muy señalados, análogos a los exigidos para las recompensas individuales. Otra circunstancia que completa el marco que estamos trazando es el cambio de criterio que se dio cuando Primo de Rivera llegó al gobierno: mediante un Real Decreto de octubre de 1923 ordenó la revisión de todas las medallas Militar y Naval que se habían concedido hasta ese momento: Las medallas Militar y Naval, creadas para premiar extraordinarios méritos de guerra, exigen, con la necesaria rapidez en concederlas para que la ejemplaridad estimule los ánimos, gran parquedad en su concesión que valore su estima y la haga más noblemente codiciada. Más como acaso se haya otorgado con prodigalidad poco conveniente, y a fin de que cuantos la ostenten puedan llevarla con todo el prestigio que merece y al objeto de subsanar algún error que en su concesión se hubiera cometido … Artículo 1º: Todas las Medallas Militares y Navales concedidas desde la creación de dichas condecoraciones serán sometidas a revisión.28 A este marco hay que añadir que a comienzos de 1921 se había solicitado a la jefatura de aviación que elaborase un informe sobre qué actuaciones de la aviación habrían de considerarse distinguidas y heroicas. El informe se emitió a finales de abril y decía que era complicado ajustar el mérito que podía tener la continuidad en el servicio –seguir con el servicio una vez herido o en condiciones límite– o la importancia o no de cada vuelo. Había que tener en cuenta, además de la habilidad del piloto, otras circunstancias importantes: el funcionamiento del motor, la situación meteorológica, etc. A la vista de todas esas dificultades, se sugería que una comisión redactase un proyecto de reglamento29. La comisión que se nombró se puso a trabajar y a final de año pudo enviar un borrador al subsecretario del Ministerio de la Guerra30 con las corres- 20 En 1925 se elaboraría un nuevo reglamento. Tanto en éste como en el de 1920 ya se especificaba qué acciones de la aviación podían merecer recompensa


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