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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 340

profesionales La UME está formada por 3.063 miembros del Ejército de Tierra, 76 de la Armada, 247 del Ejército del Aire y 41 de los Cuerpos Comunes Pero, ¿vosotros sois militares?» Es una pregunta que han escuchado muchos de los cerca de 3.500 miembros de las Fuerzas Armadas que están destinados en la Unidad Militar de Emergencias. «Parte de la población civil tiene la idea de que un militar es el que va vestido de verde o de árido; y cuando no vas con ese uniforme, ya no te ven como un soldado. Incluso nos dicen que si somos bomberos», afirma el brigada Alberto Villaitodo. Aunque esta percepción está cambiando, todavía hay quienes desconocen que bajo la boina mostaza y el uniforme negro (o el rojo de los equipos de intervención) de la UME hay un piloto de combate, un paracadista o un marinero. «La ley de la Defensa Nacional dice que la misión de las Fuerzas Armadas es preservar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos y eso incluye las crisis y catástrofes», afirmaba recientemente el segundo jefe de la UME, general Manuel Gimeno. Actualmente, el Ejército de Tierra es el que más militares aporta a la UME, 3.063, lo que supone el 89 por 100. De ellos, 708 son oficiales y suboficiales y 2.355 tropa. Le sigue en número el Ejército del Aire, con 247 (62 mandos y 185 de tropa), la Armada con 76 (16 mandos y 60 de tropa y marinería) y los Cuerpos Comunes con 41 efectivos. Entrar a formar parte de la UME no es fácil. El número de interesados supera siempre al de plazas disponibles. Para los cuadros de mando el proceso selectivo es como en el resto de las unidades; las plazas, una vez publicadas, son de libre designación. En cuanto a la tropa, no se accede directamente desde la vida civil, como en el resto de unidades de las FAS, sino que vienen con la experiencia adquirida en otros destinos. En la selección se valoran los méritos profesionales, los cursos relacionados con el trabajo que van a desarrollar (montaña, buceo, transmisiones…), las misiones en el extranjero y los idiomas. Después pasan un reconocimiento médico, una entrevista personal y pruebas psicológicas y físicas muy duras. «Hay que estar bastante centrado para trabajar aquí —afirma el teniente coronel Rafael Hernández Maurín— y estar muy bien físicamente porque la resolución de una emergencia puede ser agotadora y requiere un esfuerzo altísimo». La media de permanencia en la UME es de seis años. Luego, vuelven a ocupar destinos en sus respectivos Ejércitos o Cuerpos. Elena Tarilonte Fotos: Hélène Gicquel 36 Revista Española de Defensa Junio 2017


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