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EL UNIFORME MILITAR EN LOS PAÍSES BAJOS ESPAÑOLES:… 131 EL EJÉRCITO, ¿UN LABORATORIO EXPERIMENTAL? Aunque la aparición del uniforme en los Países Bajos o en Francia parece corresponder a la voluntad de reducir gastos, parece claro que también intervinieron en su aparición otros factores. Desde un punto de vista general, la evolución de las tácticas en las armadas europeas y el empleo masivo de armas de pólvora negra pueden haber contribuido al uso del color para reconocer más fácilmente a las tropas, aunque no era necesario recurrir obligatoriamente al uniforme. Podía haber sido suficiente el uso de bandas y brazaletes, pero desde la guerra de los Treinta Años y la prolongación excepcional de guerras en estas regiones, se vio las limitaciones que tenía ese tipo de identificaciones, muchas veces imitadas por el enemigo. A ello se suma el interés por reducir gastos. Este último punto explica el surgimiento de una voluntad de racionalización de la producción del uniforme, si el gobernador carecía de medios financieros, más valía concentrarlos y facilitar su control. Una de las primeras condiciones preliminares fue en 1681 la constitución de un stock de uniformes ajustado a los efectivos161. Esta voluntad de racionalización pudo llevarse a cabo, al igual que en Francia, gracias al conde de Bergeyck. Paradójicamente la disminución de los efectivos y la ruina de las tropas en los Países Bajos contribuyeron a que las tradiciones de los regimientos no se opusieran a la corriente de reformas que se anunciaba. El ejército reducido al mínimo (5.000 hombres en 1694) estaba listo para ser sometido a una reforma radical con la esperanza, sin embargo, de que llegasen nuevos fondos. Durante un siglo las naciones europeas, con excepción de España, mantenían ejércitos cada vez más numerosos, por lo que la administración de la tesorería de guerra era un factor determinante en la resolución de los conflictos. España tenía a los hombres pero no se alistaban porque no podían contar con una paga correcta y puntual. Por el contrario, Francia tenía el dinero. Desde 1690 existía el proyecto de vestir al ejército de forma homogénea, sin embargo no se pudo llevar a cabo hasta que hubo una alianza dinástica, gracias a la que se reunieron los fondos. No se debe sin embargo cometer anacronismos; aunque existía la voluntad de vestir a los hombres de forma idéntica, todavía era difícil distinguir a los regimientos entre ellos. El conde de Ségur comentaba que “duran- Moretus de 1697). Aquí la corbata del oficial se transforma según las tendencias de la moda: la corbata “a la Steinkerke” se compone de la corbata de seda anudada con negligencia, tal como lo habían hecho los oficiales franceses sorprendidos por las tropas de Guillermo de Orange, en la batalla de Steenkerque, 3 de agosto 1692. 161 Voir H. DREVILLON, L’impôt du sang… pp. 109-113. Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 131-136. ISSN: 0482-5748


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