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212 MANUEL MONTERO GARCÍA Muchos de estos soldados eran asistentes –no menos de la décima parte-. En tales casos la identificación con el jefe, al que llamaban “amo”, alcanza su mayor grado. Esta relación estaba teñida de paternalismo, con referencias al trato displicente del oficial respecto al soldado, y de entusiasta disposición del soldado a cumplir con su cometido de asistencia. A esta actitud ayudaría la mejora de estatus que suponía para el soldado, pues les rebajaba del servicio, a veces les alejaba de la primera línea de combate y les daba algunos privilegios que estimaban en particular, como escapar del rancho común. Lo resumía bien Gregorio González: “yo estoy como quiero aquí, pues estoy de asistente de un teniente, que yo no hago guardias ni hago nada. Yo voy a comer a la fonda todos los días, además que escogiendo”. No era sólo cuestión de prebendas. Para Generoso Trueba su relación con el amo le resultó providencial. Había estado casi un mes enfermo y el oficial con el que estaba de asistente se encargó de sacarlo del hospital, tenerlo en casa y darle dinero para sus gastos diarios. A eso atribuía su curación. Si no fue excepción sino norma, hay que concluir que entre “amo” y asistente se establecía una relación paterno-filial, en la que el soldado se volcaba en el servicio al jefe y este le atendía en sus necesidades. Las cartas de los soldados no hablan de su preparación, de la calidad del armamento o de las tácticas de combate. Los que se refieren a estas cuestiones las mencionan de refilón: dejan claro que la instrucción antes de llegar a las colonias era escasa, y se colige que de orden cerrado, sin una preparación específica para el combate en las colonias; también especifican la distinta capacidad militar de los veteranos y quintos, a los que consideran poco preparados y sin aclimatar; identifican al máuser como el arma que les da seguridad; cuentan las marchas en columnas, a veces de flanqueo, otras refiriéndose al traslado de las armas de artillería. Si se exceptúan las menciones al arma como un elemento del que no podían prescindir y al que muestran cierto apego, no se deducen de estas expresiones la asunción de criterios militares. Los valores militares Algunas apreciaciones de varias cartas reflejan lo que podían considerarse valores militares. La frecuencia con que aparecen, la normalidad con que se refieren a ellos como principios incuestionables y la evidencia de que son compartidos por sus familias sugieren que eran valores extendidos entre los soldados, con mayor o menor entusiasmo. Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 212-234. ISSN: 0482-5748


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