Page 216

RHM 121

LA MORAL MILITAR DE LOS SOLDADOS ESPAÑOLES… 215 repite. Ni siquiera la propagación final del pesimismo sobre la marcha de la guerra cuestionó el resultado de la contienda. “Pronto se acabará”: desde el verano del 95 hasta la primavera de 1898 la idea se escribe una y otra vez. “Esto se acabará enseguida”. “Y creo que se acabará pronto”. “Acerca de la guerra te digo que esto se acaba muy pronto”. “De la guerra puedo decirle que está cada vez menor y creo que pronto se acabará”. “Para las Navidades pienso estar en esa sino es antes, porque la guerra ya está acabada”. Eso en Cuba, en distintas fechas. Lo mismo en Filipinas, pues así opinaban los soldados a las pocas semanas de llegar: “la mayoría de los cabecillas ya están presos y por eso se acabará esto pronto”. “Si salimos bien de aquí la toma de Cavite ya podemos decir que se acabó la guerra”. Además de compartir la convicción general de la superioridad española sobre la insurrección, los soldados tenían sus propias razones para transmitir esta seguridad a sus familias. En primer lugar, una que llamaríamos de índole moral, derivada de la consideración peyorativa respecto a los mambises, tachados de traidores. Segundo: se derivaba de la idea, ya mencionada, de que lo fundamental para la victoria militar era la valentía, y como el valor era monopolio de los soldados españoles, frente a la cobardía insurrecta, el inevitable final era la victoria española. Junto a estas apreciaciones generales estaban situaciones más concretas: su apreciación de que los insurrectos huían siempre, que interpretaban síntoma de derrota y no táctica guerrillera; la imagen, bien asentada en los relatos, de que en los enfrentamientos los insurrectos tenían más bajas; el contraste entre las columnas numerosas que movilizaba el ejército español y las partidas guerrilleras con las que tropezaban, en general de dimensiones más reducidas; la entrega sucesiva de insurrectos, tanto en Cuba como en Filipinas, que interpretaban como pasos sucesivos hacia la derrota insurrecta; las privaciones que pasaban los cubanos, que les invalidaban para el combate; la idea de que la mayoría de los cubanos temía a la insurrección. Para los soldados todos los indicios señalaban al inminente final de la guerra, una idea que no desaparecería pese a que las expectativas se veían defraudadas mes a mes. Con todo algún soldado experimentado dudó, no de la victoria española, sino del final inminente de la guerra. “De lo que me dice que la guerra se acabará pronto, es lo que haría falta, pero no veo los motivos de que se acabe pronto”, escribía un soldado en noviembre de 1895. Y hubo algunos escépticos: “dicen que se acabará pronto la guerra, pero yo digo que antes se ha de acabar con los hombres de España”. “Si esto sigue de esta forma pues tenemos guerra en Cuba hasta que vuelva Colón”: así se expresaba un soldado experimentado que había combatido en Melilla en 1893, Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 215-234. ISSN: 0482-5748


RHM 121
To see the actual publication please follow the link above