Page 218

RHM 121

LA MORAL MILITAR DE LOS SOLDADOS ESPAÑOLES… 217 Los vecinos de Baracaldo que escribieron estas cartas mostraron una incuestionable disciplina militar. Los relatos muestran la aceptación de la guerra, que les llevaba a enfrentamientos serios y a operaciones a veces durísimas, con frecuencia en condiciones precarias. Para situar estas actitudes en su contexto, ha de recordarse que el régimen laboral al que estaban acostumbrados era también riguroso y disciplinado. Sucedía en las minas, talleres y fábricas, donde trabajaba la mayoría de estos soldados. Las jornadas eran larguísimas y la vigilancia de los capataces estricta. Podría añadirse –para completar el paralelismo- que tales trabajos no estaban exentos de graves riesgos, pues eran frecuentes los accidentes. Desde un punto de vista la comparación salía a favor del ejército. Aunque a veces deficiente, los soldados tenían asegurada la manutención e incluso un sueldo, por mucho que fuera escaso. Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 217-234. ISSN: 0482-5748 Dificultades y privaciones Pero las cartas de los soldados no eran relatos satisfechos. En los relatos abundaban las quejas sobre el funcionamiento del ejército. No se referían a las agotadoras jornadas bélicas ni a los riesgos que implicaban, sino a cuestiones aparentemente menores pero que les resultaban cruciales. Se quejaban sobre todo por los deficientes abastecimientos. La escasez de agua y de vituallas cuando estaban operando se incluía en el relato para explicar la dureza del servicio, pero se convertía en queja pesarosa si se producía en la guarnición o en lo que llamaríamos la vida cotidiana del soldado. No para levantar protestas ante el mando, pero sí para que la familia conociese sus penosas condiciones de vida. En todas las ocasiones tales quejas parecen fundadas y revelan serios problemas organizativos del ejército, con capacidad de quebrar la moral de los soldados. Muchos soldados anotan serios apuros en el viaje a Cuba o Filipinas. Sin protestas ante unas condiciones muy duras, parecen aceptarlas como parte de la vida del soldado. Sin embargo, sorprenden. No sus quejas por el mareo, a veces agudísimo, o por el calor que se pasaba en el mar Rojo –la principal dificultad en el viaje a Filipinas-, sino por la carestía de los abastecimientos que tenían que comprar en el viaje15. Ninguno se extraña por tener que adquirirlos, pero lo cierto es que era necesaria la compra de productos básicos, incluyendo el agua. También vino, carne, caña y limón. 15  Para las penosas condiciones en las que se realizaba el viaje a Cuba, vid. CIGÉS APARICIO, Manuel: El libro de la crueldad. Del cuartel a la guerra, B. Rodríguez, Madrid 1906, pág. 176 y ss.


RHM 121
To see the actual publication please follow the link above