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228 MANUEL MONTERO GARCÍA dados no contaban apuros similares. Murieron muchos hombres “de los de ellos y de los nuestros”: “pero más murieron de los de ellos”. Era victoria, pero también novedad un enfrentamiento abierto de este tipo. Después quemaron algunas casas y “también matamos unas cuantas mujeres y criaturas” el relato, descarnado, es el de una guerra cruel, sin los rasgos humanitarios que se decían. Las últimas cartas que tenemos son de soldados recién llegados a La Habana a comienzos del 98, que no llegaron a conocer el frente. Alguna cuenta detalles para animar a los de casa. Encarga que tranquilizasen a una vecina, pues a lo mejor su hermano no había muerto, “aquí hay muchos que en esa les contaban por muertos”. La imagen querría ser optimista pero resulta desoladora, por la imagen de muertos vivientes que esbozaba y por la idea de un ejército incapaz de saber sus bajas. Pero seguía confiándose en la victoria. Miguel López escribió desde La Habana el 9 de mayo de 1898, una vez declarada la guerra con Estados Unidos, lo que no queda claro si el soldado conoce. “Yo, que me libré siempre de venir aquí, por fin llegó el día que no pudo ser”: aceptaba de forma resignada su llegada a Cuba. Allí se enteró del “percance del Mayne”. Se hacía eco de la idea de que había sido una agresión a España. Y de una opinión general: España iba a declarar la guerra a Estados Unidos. La victoria sería rápida, creía. “Dentro de breves días” saldrían hacia Nueva York, que escribía Nuvayor. La marcha sería triunfal y él conocería otra parte del mundo. Tal optimismo puede parecer ingenuo, pero se corresponde bien con lo que pensaba la opinión pública. Después de la declaración de guerra a los Estados Unidos a la prensa española mantenían el entusiasmo militar, incluso la euforia. “El león español sacudió la melena y levantó sus garras para aplastar al reptil inmundo, que no tiene más corazón que un pedazo de hielo, y más ley que la razón de la fuerza”27, “el miedo de los yankees no puede ser mayor al ver la actitud enérgica de España… sus alharacas han quedado reducidas a la baja por dificultades insuperables y los sueños de invasión han quedado desvanecidos indefinidamente … Será el nuestro triunfo… ni con buques ni con dinero se adquiere el valor, y este le ha de hacer mucha falta a los yankees en el lío en que se han metido”28. Los análisis no eran mucho más sofisticados que las percepciones del recluta que estaba en la Habana, recién llegado. La valentía, el valor como elemento decisivo de la guerra, por encima de consideraciones económicas y geoestratégicas: los planteamientos que encontramos entre los soldados de Baracaldo en Cuba 27  Bilbao, El Nervión, 24 de abril de 1898. 28  Proyectos… de miedo, El Nervión, 26 de abril de 1898. Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 228-234. ISSN: 0482-5748


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