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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

110 PAULINO GARCÍA DIEGO lo que unido a su ascendiente sobre el rey y a su carácter ambicioso puede ser suficiente explicación para su nombramiento. En su condición de secretario de Guerra, Esquilache tenía despacho directo a boca con el rey de asuntos de su competencia, incluidos el despacho de las consultas del Consejo de Guerra o de otros consejos en esa materia. Asimismo mantenía comunicación sobre asuntos militares con los capitanes generales, inspectores, intendentes y comisarios ordenadores y de guerra. Entre sus responsabilidades estaban la nominación de empleos, provisión de gobiernos y corregimientos y de las plazas del Consejo de Guerra, empleos de oficiales subalternos (excepto los de la Casa Real) y superiores (previa consulta al Rey), etc.25 Durante su ministerio se tomarían varias decisiones importantes: modernizar los cuerpos técnicos (artillería e ingenieros), redactar definitivamente las nuevas ordenanzas o tratar de solventar sin excesivo éxito los problemas de reclutamiento y los ocasionados por las deserciones, pero también se trataría de economizar recursos, entre otros procedimientos reduciendo el prest (la paga diaria) de oficiales y soldados, con el consecuente malestar entre los afectados, que llegarían a provocar incidentes, tanto en la península como en América, para llamar la atención sobre su situación26. En cuanto a la artillería, que continuaba dirigida por Gazola, la reforma se encomendaría a Vallière, hijo del ingeniero francés responsable del anterior sistema francés, que había sido desplazado por Gribeauval. En 1762 se publicaba el nuevo reglamento para el cuerpo, que pasaría a constituir un único regimiento con cinco batallones, en el que se integrarían también los artilleros de América. Dos años más tarde se separarían los cuerpos de artillería e ingenieros y se crearía el Real Colegio de Artillería de Segovia. En lo tocante a la organización general del ejército, en vigor desde 1746, el número de regimientos de infantería fijos era de 40 (incluyendo las guardias reales) y la caballería estaba formada por 23 regimientos de línea y 10 de dragones. A estos cuerpos se sumaban la primera y segunda reserva, constituidas respectivamente por la Milicia y los Inválidos. En relación con el cuerpo de oficiales, poco cohesionado, la venalidad en la designación de puestos relevantes en el Ejército había sido una constante de los reinados anteriores, pero con el nuevo monarca comenzaría un proceso de retorno de las unidades, suprimiéndose los privilegios nobiliarios de crear regimientos y dotarlos de símbolos propios. El rey recuperaría así poco a poco el patronazgo de estas unidades. Con esta y otras medidas se trataría, sobre todo a partir de 1766, de asegurar el control político sobre el Ejército. Por otra 25  TERRÓN PONCE, J.L.: La Casaca y la Toga. Luces y sombras de la reforma militar durante el reinado de Carlos III. Mahón, 2011. 26  GALLEGO, J.A.: “El fracaso militar de Esquilache”, en El Motín… Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 110-130. ISSN: 0482-5748


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