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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

112 PAULINO GARCÍA DIEGO con un compromiso de servicio de 4 a 6 años. Cuando fue necesario se complementó con la leva de “vagos y ociosos”, que conllevaba la recluta forzosa de criminales convictos, mendigos y vagos, con carácter anual a partir de 177528. El sistema de sorteo se aboliría en 1776, dando origen a un déficit crónico de soldados al proveerse únicamente de voluntarios nacionales y extranjeros. El resultado fue que si bien nominalmente la fuerza del ejército debería haber oscilado entre 70.000 y 80.000 soldados, su número real en 1774 no superaba los 40.000, que se reducirían a 30.000 en la década siguiente, y que cuando fue necesario incrementar sus efectivos tuvo que hacerse a costa de nuevos reclutas con instrucción deficiente. Otra de las actuaciones relevantes en materia militar que se llevarían a cabo tras la guerra, a la vista de los fracasos en La Habana y Manila, si bien en el ámbito de la responsabilidad de Arriaga como secretario de Marina e Indias, sería el refuerzo de las defensas americanas. Con ese objeto se organizaría en abril de 1763 el viaje a La Habana del conde de Ricla, acompañado por Alejandro O´Reilly y por varios ingenieros militares. Se trataba de reparar las fortificaciones dañadas en la guerra y construir otras nuevas para poner a la isla y en particular a La Habana en el mejor estado posible de defensa. Fruto de sus trabajos sería el primer plan para la defensa de Cuba (1771), que incluiría un proyecto general de fortificaciones. La financiación correría a cargo del situado de Nueva España y de impuestos locales, introduciéndose la alcabala en octubre de 1764 (con un tipo del 4% sobre todos los artículos), así como un tributo sobre las rentas que procedían de casas y censos y otro sobre la exportación de aguardiente, cuya fabricación en la isla fue legalizada. En conjunto se llegaría a recaudar un millón de pesos anuales (unos 15 millones de reales de vellón), con los que podían cubrirse los gastos de administración y defensa29. O´Reilly se encargaría personalmente de reformar y potenciar el sistema de milicias, de acuerdo con un modelo que pronto se extendería al resto de los territorios americanos. La puesta a prueba de las capacidades militares Hay otros factores, además de la mayor o menor facilidad para movilizar recursos humanos y materiales y la organización, ya recapitulados, que influyen en el curso favorable o desfavorable de la guerra. Algunos no 28  CANDELA MARCO, M. Vicenta: De labradores a soldados: un estudio social de las quintas del siglo XVIII en Castellón de la Plana. Castellón, 2006. 29  GÓMEZ PELLEJERO, J. Vicente: “Nobleza Militar y redes de poder en el siglo XVIII: El VIII conde de Ricla”, en Revista de Historia Jerónimo Zurita, nº 75 (2000), pp. 107-131. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 112-130. ISSN: 0482-5748


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