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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

122 PAULINO GARCÍA DIEGO algunos autores, con los casos de Prusia o Austria, que podrían extrapolarse al de Francia, potencia hegemónica continental. Lo cierto es que a partir de la Paz de Aquisgrán, con la consecución de los objetivos italianos de Felipe V e Isabel de Farnesio, no se entreveían más escenarios de actuación para el ejército a excepción de Gibraltar y Menorca y la defensa de los presidios africanos que el mantenimiento del orden interior, para el que las dimensiones del existente resultaban excesivas, habida cuenta de que las provincias de la corona de Aragón, en particular en Cataluña, habían quedado pacificadas tras la Guerra de Sucesión. A priori parece que hubiese sido más apropiado mantener en tiempo de paz un ejército más reducido, debidamente organizado, equipado y adiestrado, en analogía a lo que sucedía en Inglaterra. Sin embargo, de nuevo se trata de una hipótesis difícilmente contrastable, puesto que en sentido contrario puede argüirse que, dadas las dificultades para la movilización, era más aconsejable contar desde tiempo de paz con suficientes efectivos. Lo cierto es que las posibilidades del país no permitían mantener simultáneamente un ejército y una marina de primer nivel, por lo que la prioridad que se dio a la segunda durante el reinado de Fernando VI redundaba forzosamente en perjuicio del primero. Sin embargo, este dilema no sirve para excusar el descuido en que llegó a encontrarse el ejército al comienzo del reinado de Carlos III, en un momento en el que además se había ralentizado la construcción naval tras la caída de Ensenada. Para la campaña de Portugal se consiguió completar las unidades y redesplegarlas cruzando la península, en algunos casos tras una ruta de más de 800 km., en un plazo razonable (a efectos de comparación, la distancia entre Berlín y París es de 880 km y entre Berlín y Dresde unos 150 km.). Buena parte de las tropas estaban acantonadas en los antiguos territorios de la corona de Aragón, principalmente en Cataluña, de donde procedían 18 batallones de infantería y 4 escuadrones de caballería, ya que desde el final de la Guerra de Sucesión se mantenía en esa región un despliegue permanente de considerable entidad, comparado con las dimensiones del ejército de la época, para disuadir cualquier repetición de los acontecimientos de 1706- 1714. Otros 7 batallones y 6 escuadrones procedían de Valencia y Aragón y el resto (5 batallones y 8 escuadrones) se trasladó desde Murcia, Andalucía y Navarra34. En total se movilizaron casi 40.000 soldados, 10.000 de los cuales procedían de la quinta extraordinaria destinada a completar los cuadros, que cruzaron la frontera de Portugal a primeros de mayo. A pesar de las críticas que suscitó este plazo de más de cuatro meses desde que se dio la 34  GONZÁLEZ ENCISO, A.: “Spain,s Mobilisation of Resources for the War with Portugal in 1762”, en Mobilising Resources for War. Britain and Spain at work during the early modern period, BOWEN, H.V. y GONZÁLEZ ENCISO A. (eds.), Pamplona, 2006. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 122-130. ISSN: 0482-5748


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