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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

ARDIDES Y ESTRATAGEMAS DE GUERRA 135 como Hale ha puesto en cuestión la imagen de perfección transmitida por estos autores, a su juicio más aparente que real, lo cual justifica por la influencia de “escritores como Livio que narraban los combates como hubieran tenido que ser, no como fueron en realidad, o Vegecio, que describía el arte de la guerra como debía haber sido, en un alarde de propaganda por un pasado que el autor idealizaba, y dotada de una organización demasiado perfecta para ser real”.4 Acertado o no el parecer de Hale, lo cierto es que no cabe dudar de la fascinación de los escritores españoles de la decimosexta centuria por la Antigüedad, hecho que es constatable por la simple lectura de sus obras. Por otro lado, este sentimiento no fue exclusivo de nuestros compatriotas, sino que fue compartido por sus colegas europeos. El interés que despertaba en la sociedad de aquel tiempo las acciones bélicas del pasado grecorromano, de sus héroes y costumbres, se refleja, además, en el elevado número de obras clásicas que, traducidas al español, vieron la luz durante el siglo XVI. Baste mencionar los famosos Comentarios de Julio César a la guerra de las Galias, los cuales fueron traducidos por Diego López de Toledo e impresos, por vez primera, en periodo incunable (1498), y con dos ediciones posteriores (Alcalá de Henares, 1529 y París, 1549). Tito Livio, a su vez, aparece traducido al español por Pedro López de Ayala en el siglo XV, mientras fray Pedro de la Vega y Alfonso Pimentel hacían lo propio en la siguiente centuria. La aceptación de los modelos militares del pasado no era sino la consecuencia lógica de la corriente humanística imperante en la época, que propugnaba la vuelta a los modelos clásicos, y la milicia no fue una excepción. Pero bajo la acepción de antiguos, no se incluían sólo los pertenecientes al mundo grecorromano. Otros pueblos, como el asirio, el persa o el cartaginés, aparecen mencionados con frecuencia en estos tratados, sin que falten tampoco ejemplos tomados del Antiguo Testamento. Con relación a este último, Cristobal Mosquera de Figueroa consideraba que “no se hallara autor, ni libro mas abundante y lleno de todo quanto en esta materia el Arte Militar se puede dessear, como la Sagrada Escritura”.5 Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 135-154. ISSN: 0482-5748 El manuscrito En el siglo XVI vio la luz una obra anónima titulada Ardides y stratagemas de guerra, escrita originariamente en lengua francesa y presentada 4  HALE, J.R.: “El Ejército, la Marina y el Arte de la Guerra”, en Historia del Mundo Moderno. Barcelona, 1980, t. II, pág. 330b. 5  MOSQUERA DE FIGUEROA, Cristóbal: Comentario en breve compendio de disciplina militar. Madrid, Luis Sánchez, 1596, fols. 6r (=7r) y 7v (=8v).


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