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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

82 FERNANDO CALVO GONZÁLEZ-REGUERAL petos de sacos terreros para ir marcando el frente. Fueron los episodios más curiosos que recuerdo haber visto en la guerra12. La segunda medalla militar del teniente general Vierna fue precisamente por la ocupación y sostenimiento de esta posición en sus primeros tiempos, cuando el general mandaba como comandante la gloriosa IV Bandera del Tercio (el general resultó herido en el paso del Manzanares y en las tremendas voladuras de mina que sufrieron los legionarios en enero de 1937. Su primera medalla militar fue por la ocupación de Badajoz). Fue precisamente en la mina del 17 de enero en que moriría el teniente de Infantería don Francisco Mármol Arrabal, recibiendo igual condecoración a título póstumo. En el posterior asalto a la voladura, este bravo teniente, que ya se había distinguido en la marcha sobre Madrid, recibió un tiro que le causaría posteriormente la muerte, no obstante lo cual, y desde el suelo por no poder moverse, ánimo a sus hombres a defender la posición disparando desde el suelo, conteniendo el ataque hasta la llegada de refuerzos13. Entre esos refuerzos iba el alférez Moncho Escapa, de valor tan renombrado que aún hoy se le recuerda con admiración en el Tercio. Este alférez legionario, es decir, procedente de tropa, ganó en el Clínico dos medallas militares, la última a título póstumo. La primera la consiguió tan solo unos días antes, en la mina del 13 de enero del 37, devastadora, en la que resultó herido en la boca, negándose a ser evacuado y reuniendo a la fuerza que estaba fuera del edificio para defender las ruinas producidas, acudiendo a diferentes lugares para animar a los legionarios con su ejemplo. El día 17, sin estar en la posición del hospital, acudió desde el Asilo de Santa Cristina al tronar de dos minas de nuevo de efectos demoledores, bajo un fuego intensísimo de cañón, mortero y armas automáticas. Llegado al cuerpo a cuerpo, logra desalojar con su sección de la mítica 16ª Compañía a los enemigos que han ocupado posiciones en las ruinas, organizando la defensa contra los sucesivos ataques que no dejan de producirse, aun estando seriamente herido, enardeciendo de nuevo a todos los legionarios con su palabra y ejemplo14. El Hospital se mantiene de milagro, con un 50% de bajas. Un nuevo balazo abate definitivamente al alférez, que muere animando a su gente y dando vivas a la Legión y a España. Iniesta Cano, que lo conoció bien, nos dice que, hombre de poca fe, en último aliento, llamó al páter Huidobro –otro ejemplo de heroísmo-, haciendo en la camilla, ya lecho de muerte, ‘su primera y última confesión’. 12  INIESTA CANO, Carlos: Memorias y recuerdos (los años que he vivido en el proceso histórico de España). Editorial Planeta, Barcelona 1984. 13  O.C. de 24 de agosto de 1937 (B.O. núm. 311). 14  O.C. de 11 de agosto de 1937 (B.O. núm. 299) y O.C. de 19 de julio de 1944 (B.O. núm. 162). Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 82-96. ISSN: 0482-5748


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