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AEROPLANO 35

Modelo del doble biplano tipo militar que figura en el libro de Brunet y que fue propuesto por el autor al coronel Vives, pero no llegó a fabricarse (BCEA) Después vendría un largo etcétera como las de José del Perojo Suy con el «Avión Perojo de estabilidad inherente debida a ángulos negativos compensadores mantenidos elásticamente» 60938 de 1915 y «Un aparato de aviación tipo biplano tractor a fuselaje y denominado Avión Perojo de estabilidad inherente debida a ángulos negativos compensa-dores 62 mantenidos elásticamente» la 60658 también del 15. El señor Perojo se hizo piloto en Londres, proyectó este bipla-no, pero no pudo supervisar su construcción debido a una grave dolencia, y gracias al interés de su mecánico, Manuel Vaquerizo, se acabó de construir y voló en Barcelona pilota-do por Salvador Hedilla el 3 de mayo de 1917. Repasando los listados aparecen dos patentes de 1921 en Los Alcázares (donde estaba la escuela de Bombardeo) con patentes de «bombas de aviación» a nombre de D. Emilio Entero Cataneo y, efectivamente, resultó ser un capitán de Artillería. Pasando por las patentes de Acedo, Alfaro, las muchísimas de La Cierva, de Loring, sin querer desviarme demasiado del tema del artículo, solo a título de ejemplo pongo el caso de las patentes de Cantero Villamil, más de 20, como el diseño de la «libélula Villamil» o «libélula Viblandi» cuyo desarrollo truncó la Guerra Civil española, dejando al autor en Zamora y las prue-bas del invento en Madrid, en bandos diferentes. Cuando aca-bó la guerra, los diseños de Sikorsky ya estaban patentados y probados, y el invento convertido en simple curiosidad. Como se dice de los pioneros, la aviación, en los titubeos iniciales, se consiguió a base de ilusión y fracasos, acompa-ñada de algún éxito que sale en los libros. Entre los autores de las patentes aparecen otros muchos nombres que no co-nocía ni encontré datos sobre ellos. En la mayoría de los ca-sos no hay constancia de que se llegaran a poner en práctica (bien por falta de financiación, por ser inviable o antieconó-mica), en honor de todo ellos he elegido tres ejemplos: Empiezo por la patente 118207 de 1930 de D: Rafael Váz-quez Vázquez para un «dispositivo acoplable a los aeropla-nos para evitar se estrellen contra el suelo». En la memoria se explica que consiste en unas alas supletorias acopladas a las del aparato que, en caso de necesidad, (unos veinte metros antes de chocar con el suelo) se puedan abrir rápida-mente con una palanca para formar un ángulo de 90 grados con las anteriores. Con la resistencia del aire se recuperaría el avión o frenaría la caída. El sistema es muy ingenioso, incluso el que sea la fuerza del aire la que abra las alas supletorias. No tengo constancia de que esta patente se utilizara, pero, desde luego, el avión con las nuevas alas desplegadas sería ingobernable. La segunda patente que he elegido es de D. Amalio Díaz Fernández, que tuvo un taller de hélices en Getafe (su nombre vuelve a aparecer al final de este artículo). Tiene registradas cinco patentes sobre hélices. A principio de 1930 la 117214 sobre «un sistema de hélice metálica de palas cambiables, de paso regulable a mano en tierra» que realmente no terminaba de resolver el problema, pues era al modificar la altura, por cambio de la densidad del aire, cuando se hacía necesario modificar el ángulo de ataque de las palas. A mediados de año presenta otra patente, la 118533, para poder regularlo en vuelo cam-biando algunas ranuras, buje y roscas helicoidales. Re-produzco los planos. La tercera patente de 1923, la 86369 de D. Pedro Manuela López para un «aparato volador helicóptero» impresiona por la descripción y los planos. Consiste en un helicóptero con solo un rotor (el principal) que compensa el par motor por medio de dos juegos de cuatro timones instalados en el mismo eje que la hélice, consiguiendo que el aire aspirado por las palas cam-bie de dirección por estos timones y consigan una «reacción equilibrada a la de sentido opuesto causada por la hélice», Patente 118207 de D. Rafael Vázquez para un Dispositivo acoplable a los aeroplanos para evitar se estrellen contra el suelo, plano 1 (OEPM)


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