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país.  En casi todos los servicios existía un adjunto que pertenecía a la territorial Army.  —¿Anteriormente había tenido contacto con el ámbito militar? —Hice mi servicio militar como médico en el Regimiento de Artillería de Campaña 46, de Castrillo del Val (Burgos). Y en mi familia hay antecedentes militares. Tres tíos abuelos míos, oficiales de Infantería, murieron en acto de servicio: Teodoro Castro Martínez, en la Guerra de África; y sus hermanos Raimundo y Salvador, en la contienda civil española. —¿Cómo se ha sentido vistiendo el uniforme durante sus activaciones como reservista voluntario? —He estado activado para cursos de formación en varias ocasiones y he realizado maniobras con la Agrupación de Sanidad 1 en Chinchilla (Albacete). Para mí eran momentos muy añorados y siempre me he sentido en un entorno familiar. —¿Qué particularidades tiene el ejercicio de la medicina en las Fuerzas Armadas? —Por un lado, la adaptación a la jerarquía intrínseca del Ejército; por otro, la preparación específica que se requiere para poder desarrollar la profesión en entornos de conflicto armado. —¿Cómo compatibiliza su intensa dedicación profesional y su vida familiar? —Se compagina perfectamente. El problema es siempre el mismo: encontrar el tiempo necesario para poder hacer todo y hacerlo bien. —¿Qué pueden aportar los reservistas voluntarios para transmitir los valores de las FAS al resto de la sociedad? —Yo diría que, en ese aspecto, nuestro papel es esencial, clave. Debemos ayudar a construir y desarrollar actividades que den visibilidad a las Fuerzas Armadas y que establezcan nexos sólidos de colaboración entre las instituciones civiles y las militares. —¿La Organización Médica Colegial, de la que usted es vicepresidente primero, fomenta la relaciones con la Sanidad Militar? Condecorado por el Ministerio de Defensa El doctor Cobo recibió la Cruz del Mérito Aeronáutico con distintivo blanco en el acto de clausura del III Congreso de Sanidad Militar que se celebró a finales de febrero en Santander. Le impuso la condecoración el subsecretario de Defensa, Arturo Romaní, quién resaltó su «trabajo y afecto» hacia las Fuerzas Armadas y su «buen hacer» por la Sanidad Militar. Al recibir este distintivo, Tomas Cobo quiso compartirlo con los cerca de 5.000 reservistas voluntarios que hay en España y que «temporalmente, comparten con entusiasmo con las Fuerzas Armadas su capacidad, conocimiento y habilidades».  Vestido para la ocasión con el uniforme de alférez, que se puso por primera vez hace 15 años tras superar las pruebas de acceso de la tercera promoción de reservistas, Tomás Cobo tuvo un emotivo recuerdo para los hermanos de su abuelo, tres militares que murieron en la Guerra de África y la Guerra Civil. «En este instante de mi vida y con este uniforme IGESAN que visto, esta cruz es un guiño a la muerte de estos tres jóvenes que dieron la vida por los demás». También intervino el entonces inspector general de Sanidad, Santiago Coca, quien resaltó la «vocación de servicio» del doctor Cobo, «por ofrecerse a los más necesitados en poblaciones de África durante sus vacaciones de verano», y le agradeció haber sido «el artífice» de que el III Congreso de Sanidad Militar se realizara en Santander. El IGESAN puso de relieve la labor «esencial» que hacen los reservistas voluntarios: «dan una parte de su vida a las Fuerzas Armadas y son una ayuda fundamental en la Sanidad Militar. Vuestro sacrificio es muy importante para nosotros». Finalmente, Arturo Romaní agradeció al condecorado «su entrega, firmeza y generosidad al aportar con un esfuerzo personal notable sus habilidades profesionales al servicio de todos». —Así es. Creo que es muy importante que la Organización Médica Colegial y la Inspección General de Sanidad de la Defensa establezcan mecanismos de diálogo rápidos, constructivos y eficaces, tanto en el ámbito de la profesión médica como en el de la cooperación con países emergentes. —¿Cómo se colabora con los militares en estas áreas? —Desde la OMC debemos hacer más visibles las acciones que la Sanidad Militar realiza con la población civil en sus despliegues internacionales. Por otro lado, los militares están muy avanzados en bioterrorismo y telemedicina, herramienta clave para la asistencia en países en desarrollo. Es preciso que tengamos un contacto más directo, aprendamos de ellos y colaboremos en la formación mutua. S.F. Mayo 2018 Revista Española de Defensa 47


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