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Tras los importantes pasos dados por la UE a raíz del Consejo Europeo de diciembre de 2013 donde se acordaron los tres objetivos de la Política Común de Seguridad y Defensa: incremento de la conciencia de defensa europea, identificación de las carencias de capacidades de defensa en Europa y fortalecimiento de la EDTIB mediante la creación de un verdadero mercado europeo de equipos de defensa, la actividad tanto del Consejo como de la Comisión y el Parlamento ha sido imparable. La publicación de la Estrategia Global de la UE por la Alta Representante de la Política Exterior y de Seguridad, la hoja de ruta para su implementación y el Plan de Acción Europeo de Defensa, todos ellos publicados en 2016, son un buen ejemplo de ello. Y por supuesto las iniciativas de financiación tanto en apoyo de la investigación y la tecnología en defensa con su Acción Preparatoria (PA), como en el fortalecimiento de la EDTIB con su Programa de Desarrollo Industrial de Defensa Europeo (EDIDP) en 2017 y lo que llevamos de 2018, ratifican así mismo el firme compromiso de la UE de involucrarse en los asuntos relacionados con la defensa y por tanto de influir en el futuro de la defensa europea. Además de la implementación de la Acción Preparatoria lanzada por la Comisión en el marco de la denominada ventana de Investigación en 2017, en el mes de agosto han sido publicadas las reglas de juego asociadas al Programa de Desarrollo Industrial de la Defensa Europeo. Un programa en el que la Comisión Europea, junto con el Parlamento y el Consejo y también con los Estados miembros, han venido trabajando desde la publicación del Plan de Acción Europeo de Defensa en 2016 y que pretende ser una especie de Acción Preparatoria de la denominada ventana de capacidades para los años 2019 y 2020 con un fondo de 500 millones de euros. La PA y el EDIDP están sirviendo de test para la incorporación de la defensa a los presupuestos de la UE para el próximo Marco Financiero Plurianual (MFF), que cubrirá el periodo 2021-2027 y en el que ya figuran en su borrador un total de 13 millardos de euros, de los cuales 4,1 millardos se dedicarían a la ventana de investigación y 8,9 a la de capacidades. Sin duda un hito histórico en los 61 años de historia de la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea: la financiación de la defensa. Adicionalmente, el 8 de diciembre del pasado año, el Consejo de la UE establecía la Cooperación Estructurada Permanente. La PESCO (en sus siglas en inglés) va a ser sin duda un elemento central en la formulación de una política común de defensa de la Unión, según lo dispuesto por el Tratado de Funcionamiento de la UE y va a permitir a los Estados miembros cuyas capacidades militares cumplan criterios más elevados, contraer compromisos vinculantes entre sí dentro del marco de la UE; el 6 de marzo de este año 2018, esta cooperación estructurada permanente se materializaba en 17 proyectos con diversa participación de 25 de los 28 Estados miembros de la Unión. Por otra parte, el compromiso alcanzado en la cumbre de la OTAN de 2014 en Gales por los Jefes de Estado y de Gobierno, ratificado en la cumbre de Bruselas del pasado mes de julio, relativo al incremento del gasto en defensa en el horizonte de 2024 hasta un 2 por 100 del PIB, si bien aún lejos de alcanzarse en muchos países de la Unión, ha supuesto un cambio de tendencia al menos en lo que respecta a la caída continuada de los presupuestos de defensa y por tanto de los presupuestos dedicados a la adquisición de sistemas de armas. Todo este escenario lleva a pensar en un potencial incremento de los programas de armamento en el futuro, y en particular de los programas de desarrollo de armamento en cooperación, dado que estos serán elegibles para recibir fondos de la Unión Europea tanto en el EDIDP como en el próximo MFF. El modelo de negocio de la OCCAR es precisamente el de la gestión de programas de armamento en cooperación y por ello creo que las oportunidades que se brindan a nuestra organización para seguir gestionando programas complejos de obtención de sistemas en el próximo futuro son más que reales. De hecho, al menos dos de los programas actualmente gestionados por la OCCAR son claros candidatos a ser seleccionados en el marco de las iniciativas en curso de la Unión Europea relacionadas con EDIDP y PESCO. Uno de ellos es el Programa Europeo de Sistemas Aéreos Remotamente Tripulados de Altitud Media y Gran Autonomía (MALE RPAS, en sus siglas en inglés). La necesidad de esta capacidad fue ya recogida en el anteriormente mencionado Consejo de la UE de diciembre de 2013, donde se identificaron a los RPAS, junto a el reabastecimiento en vuelo, las comunicaciones gubernamentales vía satélite y la Ciberdefensa, como las carencias prioritarias de capacidades de defensa de la Unión. Septiembre 2018 Revista Española de Defensa 47 Airbus Defence and Space El MALE RPAS es uno de los programas de cooperación europeos que gestiona la OCCAR.


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