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I N D U S T R I A Y T E C N O L O G Í A La Organización Conjunta de Cooperación en materia de Armamento (OCCAR), un referente de la identidad europea de seguridad y defensa 20 años de Contribución a la defensa europea LA Administración Ejecutiva de la Organización Conjunta de Cooperación en materia de Armamento, (OCCAR-EA), que tengo el honor de dirigir, celebra este 9 de septiembre el 20º aniversario de la firma de la Convención OCCAR por los gobiernos de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, ratificado más tarde por los respectivos Parlamentos y a la que se unirían Bélgica en 2003 y España en 2005. La Convención, un tratado de carácter internacional que se basa en los llamados «Principios de Baden-Baden» acordados por Francia y Alemania en 1995, asignó a aquella nueva organización la misión específica de promover la cooperación, mejorar la eficiencia y reducir los costes de los programas de adquisición de armamento. Y todo ello con la visión de convertirse en un centro de excelencia europeo en la gestión de programas complejos de obtención de sistemas de defensa Gral. de Div. EA Arturo A. Meiriño Director de la OCCAR-EA que dieran solución a las carencias de capacidades militares del Viejo Continente. Con una clara vocación europea, referida en su preámbulo y artículos, y con un decidido apoyo a la Identidad Europea de Seguridad y Defensa y al fortalecimiento de la Base Tecnológica e Industrial de Defensa (EDTIB, en sus siglas en inglés), la Convención perseguía a su vez la consolidación industrial del sector y la unificación del marco regulatorio del mercado de defensa en Europa, hasta entonces operado nacional e individualmente por los países europeos bajo el paraguas de los llamados «intereses nacionales de seguridad» y, por ello, excesivamente fragmentado. Esta vocación europea es necesario enmarcarla en el contexto histórico de 1998. En aquellos momentos, la Política Europea de Seguridad y Defensa era aún incipiente, y no estaba ni mucho menos cerca de ser denominada «Común». Igualmente, lejos se encontraba la creación de las instituciones europeas relacionadas con la defensa como el Estado Mayor de la Unión Europea, el Comité Militar, o la Agencia Europea de Defensa, que tuvieron que esperar todavía unos años. Y por supuesto, la involucración «oficial» de la Comisión Europea en los asuntos industriales y de mercado de defensa no se produciría hasta la publicación de la «Directiva de transferencias intracomunitarias de bienes y servicios de defensa» y de la llamada «Directiva de adquisiciones de defensa» en 2009, cuya transposición a las respectivas legislaciones nacionales de los países de la UE finalizó en 2011. Veinte años más tarde, la visión de los padres fundadores de OCCAR respecto a la identidad europea de seguridad y defensa es una realidad. Por una parte, el desarrollo de la Política Europea de Seguridad y Defensa, ahora ya denominada «Común», hay que reconocerlo, ha sido imparable en los últimos años. El liderazgo del Consejo de la UE y del Servicio de Acción Exterior en los asuntos más de carácter político de la defensa, y de la Comisión Europea en los relacionados con la industria y el mercado de defensa, siempre en coordinación con el Parlamento Europeo, son, hoy en día, un hecho. Un hecho que es innegable incluso para los euroescépticos, tanto los tradicionales como los surgidos en el escenario político en las últimas rondas electorales de varios países de la Unión. Por otra parte, OCCAR, a lo largo de estos veinte años y con sus trece programas complejos de adquisición de capacidades de defensa gestionados en estos momentos, con un valor de más de 60 millardos de euros, todo ello con la participación de sus seis estados miembros y otros seis estados no miembros, se ha consolidado como un verdadero centro de excelencia en su ámbito. Un centro de excelencia que ha demostrado no ser un club cerrado, ni siquiera un club de los grandes en cuanto a gasto absoluto en defensa dentro de la Unión. La participación de países como Lituania o Eslovenia en el programa del vehículo blindado de ruedas 8x8 Boxer es un buen ejemplo de ello. El modelo OCCAR, basado en un Órgano Central que apoya a las Divisiones de programa en todos los temas corporativos, junto a la autonomía operativa de dichas Divisiones, siempre bajo la responsabilidad y supervisión del Director, son sin duda importantes factores diferenciadores de OCCAR respecto a otras agencias de adquisición de armamento que han contribuido a su éxito. Sin embargo, a pesar de este innegable éxito, cuando una Organización alcanza la mayoría de edad, es fundamental plantearse también el futuro. ¿Hacia dónde camina la OCCAR? 46 Revista Española de Defensa Septiembre 2018


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