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fuerzas armadas El 462 Escuadrón cuenta con una docena de pilotos y en el Grupo de Material trabajan unos 200 especialistas que tiene como escenario las Islas Canarias, con la participación de otros aparatos de la OTAN. En el sur del archipiélago el Ejército del Aire dispone de una amplia zona de entrenamiento, la Delta-79 (240 por 150 millas marinas, aproximadamente), una de las más grandes de Europa, que permite practicar los combate aire-aire en todas sus variantes, sin limitaciones de velocidad o de altura, así como el lanzamiento de chaff y bengalas. Siempre se aprovechan los tramos de costa de las islas que menos perturbe la tranquilidad de la población. En suma, una intensa labor que ha llevado a acumular al Escuadrón en los C.15A, hasta la fecha, unas 44.000 horas de vuelo. Los «halcones» están armados con los misiles aire-aire infrarrojos AIM-9J Sidewinder de corto alcance, y con los de medio de guía radar AIM-7 Sparrow. Además, cuentan con el cañón interno M61A1 de 20 mm. En el campo aire-suelo, se han ido adaptando gracias a los desarrollos del CLAEX (Centro Logístico de Armamento y Experimentación), que se han aplicado, tanto en su sede en Torrejón como en Gando, mediante el montaje de cableado adicional, entre otros sistemas. Uno de los elementos fundamentales ha sido la integración del designador láser Lince, que facilita operar con armamento «inteligente», como son las bombas GBU- 10 y 16, y con los misiles airesuelo AGM-65G Maverick de guiado infrarrojo. Otra mejora adaptada a los aparatos, también gracias al CLAEX, es la capacidad para operar con las gafas de visión nocturna. VIDA OPERATIVA La gran actividad de los C.15A y las referidas duras condiciones ambientales han pasado factura de desgaste a este material, hasta el punto de dejar, hace un par de años, la disponibilidad de la flota La base aérea de Gando cuenta con varios refugios reforzados en los que se alojan los cazabombarderos F/A-18 que prestan servicio en el 462 Escuadrón. en mínimos. Para hacer frente a este problema el Ejército del Aire ha desarrollado un plan de choque, que pasa por una serie de trabajos de mantenimiento mayor de las células, en los que intervienen, además del personal de la base, los especialistas de la Maestranza de Albacete y del MALOG (Mando Logístico), y los de la empresa Airbus DS. El objetivo es poder mantener en servicio parte de la flota hasta al menos la segunda mitad de la próxima década. «Esperamos volver a contar con la mayoría de los aparatos. Estamos ya viendo el final del túnel, a medida que vamos acabando estos trabajos para extender la vida operativa de cada avión en unas 1.000 horas de vuelo», comenta el comandante Pérez Dasí. En el gran hangar de mantenimiento del Grupo de Material el trabajo de su personal es continuo, apoyado por los profesionales de Airbus DS y de los especialistas del MALOG, entre ellos los equipos de ensayos no destructivos, que se encargan de localizar las posibles fisuras y daños en las células de los aparatos. Estos trabajos son fundamentales para detectar problemas no visibles de corrosión, junto a los de revisión y sustitución de las partes móviles del tren de aterrizaje, y la revisión y reparación de los depósitos de combustible, especialmente del situado en el fuselaje. Texto y fotos: Julio Maíz Un piloto revisa la documentación técnica del avión, con uno de los mecánicos, antes de iniciar una misión. Enero 2019 Revista Española de Defensa 47


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