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importantes la apertura de un nuevo frente en la zona occidental de Europa, tanto para aliviar la presión sobre los soviéticos como para intentar que los alemanes tuviesen que reducir su presencia en Italia. La elección de esta zona en lugar del más cercano Paso de Calais fue producto de un estudio pormenorizado del terreno. Como punto más próximo entre el continente y las islas británicas, Calais había sido fortificado a conciencia por los alemanes, teniendo además la dificultad añadida de estar situado tan al norte de la costa francesa que haría más complejo el ataque sobre París y la toma de los puertos más occidentales. Buscando la superioridad aérea, el Alto Mando aliado elaboraría, a partir de una directiva surgida a finales de 1943, la Operación Pointblank, que consistía en un plan de ataques aéreos sobre Alemania y sus territorios ocupados en Europa. La operación, originalmente concebida como la preparación de la posterior batalla de Normandía, acabaría constituyendo la guía definitiva de los aliados para realizar ataques aéreos sobre los alemanes y sus aliados. Para comprender la magnitud de la operación basta comentar una cifra: en la conocida como Big Week, la semana del 20 al 25 de febrero de 1944, se lanzó el mismo tonelaje de bombas que durante la totalidad de 1943. Los daños al tejido industrial alemán y a sus instalaciones militares fueron enormes. A pesar de ello, la operación, planeada por la 8ª Fuerza Aérea norteamericana, no buscaba ni el bombardeo indiscriminado del territorio enemigo ni la destrucción selectiva de su maquinaria industrial. Su fin era atraer a la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, a enormes batallas aéreas con el fin de menguar su capacidad combativa. Este hecho se veía reforzado por la naturaleza de los objetivos de bombardeo aliados: la industria aeronáutica alemana. Además, los aliados elaboraron una prioridad en cuanto a los objetivos, buscando la eliminación en primer término de las fábricas de estructuras de aeronaves de combate y de las refinerías de combustible para aviación y dejando las de montaje, motores y otros componentes relegadas a un segundo plano. Tras la guerra se observaría que los bombardeos sobre la industria de estructuras no fueron tan relevantes como los que se llevaron a cabo sobre las refinerías alemanas, que fue lo que realmente menguó la capacidad de combate de la Luftwaffe. La Escultura Les Braves, un monumento a los caídos del Día-D. Fotografía de Herb1979 (Pixabay) REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Julio-Agosto 2019 549


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