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relacionadas con la difusión de la lengua y la cultura españolas. «El español es un instrumento de paz y de convivencia», señaló la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, el pasado 10 de julio durante la presentación del balance del programa Cervantes que tuvo lugar en la sede madrileña del Instituto y a la que asistió su director, Luis García Montero. «Nuestras Fuerzas Armadas —añadió Robles— están muy implicadas con la ciudadanía. Las lenguas no pueden ser un motivo de enfrentamiento, sino todo lo contrario, tienen que servir de enriquecimiento». La ministra invitó a los responsables del Instituto a visitar Líbano «para compartir el espíritu de sacrificio y heroicidad de nuestros militares» y ver sobre el terreno «el calado que tiene el idioma español». FORMACIÓN DEL PROFESORADO En Líbano, donde en estos momentos despliega la Brigada Guadarrama XII, son los propios militares de la operación Libre Hidalgo los que, de manera voluntaria, imparten las clases de español. Actualmente son 25 y cuentan con la ayuda del Instituto Cervantes. En la fase previa a cada despliegue, profesores del centro «enseñan a enseñar» a los militares que luego serán docentes. «Después, con mucha fe, mucho corazón, muchas ganas y toda la empatía posible, desarrollan una tarea de profesorado para un público que es totalmente receptivo», explica el coronel Bustamante. La colaboración entre las Fuerzas Armadas desplegadas en Líbano y la delegación del Instituto Cervantes en Beirut es permanente. De hecho, sus profesores se desplazan al sur del país, donde se encuentra la base española Miguel de Cervantes, para supervisar el examen que los alumnos han de superar para obtener el Diploma Español como Lengua Extranjera y mantienen contacto con los docentes militares para solucionar sus dudas. El primer centro donde se impartieron clases de español en Líbano fue el Sagrado Corazón, en la localidad de Marjayoun, y desde allí se extendieron por Kleeya, Dermine, Wazani, Bourj el Moulok… hasta 20 pueblos distintos. Los niveles de aprendizaje van desde el inicial hasta el avanzado, donde los alumnos se preparan para el examen que les permite 30 años de misiones internacionales obtener el citado certificado acreditativo del Instituto Cervantes. El programa ha permitido a muchos libaneses encontrar un trabajo y asegurar su futuro. De hecho, algunos de los que trabajan como traductores del contingente español aprendieron nuestro idioma de esta manera. Una de ellas, Katia, reconocía hace unos años en estas mismas páginas que fue «la mejor experiencia de su vida» y que aún recordaba a cada uno de sus profesores. O Natalie, quien se decidió a ir a clase para poder comunicarse «con esos nuevos militares que venían del otro lado del Mediterráneo para mantener la paz en el sur de Líbano después de una guerra violenta y horrorosa». «Aunque no todos, la mayoría de los que reciben clase de español son niños que vienen de una época de conflicto, de una situación dramática en la que han visto morir gente a su alrededor. Para ellos es muy importante notar el Un militar español imparte clases a niños en el instituto de Qala i Naw (Afganistán). Debajo, unos adultos reciben enseñanza de español en Líbano, en 2010. Septiembre 2019 Revista Española de Defensa 15


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