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historia PIONERAS en los ejércitos Mujeres «de armas tomar» que se adelantaron a su tiempo, con arrojo y valentía, para participar en la vida militar y formar parte de la historia Ministerio de Defensa, es uno de los apuntes que ofrece la búsqueda sobre «mujeres y ejércitos» en su web de Patrimonio Cultural y se puede consultar en la Biblioteca Centro Documentación del Departamento. Una de esas mujeres que cruzó el Atlántico es María de Estrada, que estuvo al lado de Hernán Cortés en la aciaga Noche Triste (1520). Pero la historia de María comienza en 1509, cuando decide viajar con su hermano, el conquistador Francisco de Estrada, a Santo Domingo, donde, trabajando en un hospital, conoce al conquistador de México. CONQUISTA DE MÉXICO El tiempo los volvería a unir. Antes, la Estrada participó en la primera expedición que intentó conquistar Cuba. Cayó prisionera y estuvo cinco años presa. Después, se sumó a la empresa de Cortés al imperio azteca. Era la única mujer. De ella, el cronista de la época Diego Muñoz resaltó que, en la batalla, «con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo que excedía al esfuerzo de cualquier varón». Ganó así el tratamiento de «mujer soldado». Por su parte, en 1537, la extremeña Inés Suárez logró una licencia real para ir al lado de su esposo al Nuevo Mundo, A nadie sorprende ver hoy una mujer militar, ya sea en una misión en el exterior o de maniobras en cualquier compañía. Pero lo que en la actualidad es normal, fue impensable en otros tiempos, salvo para algunas pioneras que, por azar o por decisión propia, se hicieron hueco en la historia. Arrancamos en la Castilla del XVI, en guerra. Las batallas se saldaban con ejércitos diezmados y prisioneros que no podían volver a sus casas para defenderlas, por lo que muchas mujeres decidieron tomar las armas, como en Palencia. «DERECHO DE TOCAS» Corría 1386. Juan de Gante, duque de Lancaster, trató de tomar la península Ibérica aprovechando su debilidad. Desembarcó en Galicia, conquistó La Coruña, Santiago, Orense y marchó a la capital palentina, huérfana de combatientes varones. Pero las mujeres, que divisaron las tropas del duque acercándose, defendieron sus murallas con uñas, dientes y gran eficacia. Tal fue su resistencia que, en 1388, Lancaster firmó la paz y el castellano Juan I premió a «sus» guerreras con el «derecho de tocas», reservado a varones e insólito entonces para mujeres. Tal honor les hacía «caballeros de honor» y eximía de inclinarse ante el rey. Hoy, la banda de color rojo y oro de su traje regional evoca ese coraje. En los siglos siguientes, más de 10.000 españolas cruzaron el océano para llegar al Nuevo Mundo. Iban a encontrarse con sus maridos, para casarse o en busca de aventura y porvenir, pero todas asumieron tareas de varón, de manejar las velas a las guardias en las travesías. EXPEDICIONARIAS Y COLONAS Hace unos años, el Museo Naval de Madrid reseñaba el hecho en la exposición No fueron solos. Mujeres en la conquista y colonización de América (RED nº 285), con documentación de la época, biografías e imágenes que desvelaban la importancia de las féminas en aquel proceso. El catálogo, publicado por el Sus acciones les valieron privilegios reales y el reconocimiento de sus compañeros en combate Marzo 2020 Revista Española de Defensa 57


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