¿Quo Vadis, SEAD?

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 856

EEn la defensa del espacio aéreo pueden utilizarse tanto medios aéreos como sistemas basados en superficie –Surface-Based Air Defence (SBAD)–. Por ello, las operaciones destinadas a negar su uso al oponente –Offensive Counter Air (OCA)– están dirigidas, no solo contra sus sistemas de armas aéreos, sino también contra aquellos que operan desde la superficie. De esto último se encargan los medios de Supresión de Defensas Aéreas Enemigas –Suppression of Enemy Air Defences (SEAD)– objeto de este artículo. El concepto SEAD es muy amplio y heterogéneo. La doctrina OTAN define SEAD como “aquella actividad destinada a neutralizar, degradar temporalmente o destruir las defensas aéreas del adversario”, y establece que los medios con los que alcanzar dicha finalidad pueden ser tanto destructivos como disruptivos1. Así, se identifican tres grandes grupos de operaciones SEAD que engloban el amplio espectro de misiones que tienen cabida en esta definición: • Las operaciones que tratan de detectar pasivamente, catalogar y localizar dichos medios con el fin de neutralizarlos temporal o permanentemente mediante el empleo de misiles antirradiación –Anti-Radiation Missiles (ARMs)–. Éstas pueden considerarse como operaciones “SEAD en sentido estricto”, al emplearse en ellas efectores específicamente desarrollados para ese fin. • Las operaciones que persiguen la interferencia o paralización temporal de los emisores del sistema de defensa aérea del oponente mediante acciones de “Ataque Electrónico” –Electronic Attack (EA)–. • Las operaciones dedicadas a destruir físicamente las capacidades de los sistemas SBAD, bien como resultado de un planeamiento deliberado o como parte de un proceso dinámico: se trata de operaciones de Destrucción de Defensas Aéreas Enemigas –Destruction of Enemy Air Defences (DEAD)–, con grandes similitudes respecto a otras modalidades de ataque Aire-Superficie, al ser ejecutadas de acuerdo con sus tácticas y procedimientos. Este artículo se centra en el primer grupo de operaciones denominadas “SEAD en sentido estricto” (en lo sucesivo, simplemente “SEAD”). A pesar del uso extensivo de medios pasivos de detección y seguimiento, la mayoría de los elementos de un sistema SBAD (alerta temprana, detección, seguimiento y guiado de misil) utiliza el radar como sensor principal. Esto implica que los sistemas de armas aéreos dedicados a combatirlos deberán posicionar sus sensores en condiciones óptimas de detección de las emisiones del radar elegido como blanco; simultáneamente, la plataforma deberá emplear sus bases de datos y sistemas de cálculo para catalogar y localizar dichas emisiones, mientras que los efectores habrán de ser capaces de dirigirse a ellas con la precisión requerida y producir los efectos deseados. Por ello, su eficacia depende en gran medida del nivel de integración de los elementos participantes, siendo fundamental que plataforma, sensores y efectores de un mismo sistema de armas se comuniquen entre sí y actúen de forma sincronizada. Además –como se verá a continuación–, la asociación de éstos a una red puede ejercer como multiplicador de capacidades y permitir una explotación más eficaz de los recursos disponibles. En la aplicación inicial del concepto Wild Weasel, la necesaria coordinación entre plataformas SEAD se realizaba verbalmente2. En la década de los 90 comenzaron a surgir los primeros intentos de inter- Rafael Sanz Rebollo Comandante del Ejército del Aire 736 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2016


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