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• Adquisición directa a Northrop que procedería a su entrega al Ministerio del Aire en las instalaciones de Los Ángeles. Es evidente que la situación era tan esperanzadora como inquietante para CASA. La fabricación del F-5 en España supondría un salto tecnológico histórico sin precedentes, pero los riesgos que CASA debía asumir eran tan elevados que podían poner en riesgo la propia supervivencia de una empresa cuyo capital social era relativamente modesto como antes se ha mencionado. Finalmente CASA se decidió por el riesgo y consiguió convencer al Ministerio del Aire de que aceptara la primera de esas tres opciones a cambio de asumir fuertes penalizaciones por incumplimientos. En la decisión del Ministerio del Aire también pesaron otros argumentos favorables. La producción de los aviones en España implicaba un menor desembolso de divisas (haciendo más llevaderos los problemas que presumiblemente sufrirían CASA y el propio Ministerio del Aire por la desmesurada meticulosidad aplicada en esos casos por el Ministerio de Comercio); suponía además un ahorro en precio de los aviones por el menor coste horario de la mano de obra española. Para CASA, además, al salto tecnológico se vendrían a unir del orden de cuatro millones de horas de trabajo directo. Con motivo de la Pascua Militar de 1965 el teniente general José Lacalle Larraga, ministro del Aire, realizó una amplia declaración institucional ante los medios el día 12 de enero acerca del proceso de modernización de la aeronáutica española estudiado durante 1964, cuyo texto íntegro fue publicado en las páginas de Revista de Aeronáutica y Astronáutica18. En ella el teniente general Lacalle Larraga daba cuenta de la decisión de construir el F-5 en España en dos breves pinceladas: Puede destacarse, en la realización de la fase de modernización del material aéreo que ha de comenzar en el año 1965, la construcción de una serie de 70 aviones de combate supersónicos Northrop F-5, que serán utilizados en nuestra Escuela de Reactores y en algunas unidades. Esa construcción se llevará a cabo por la industria aeronáutica española en colaboración con la Northrop Corporation de Norteamérica. La repercusión en los medios fue tan importante que el resto de los anuncios realizados por el Ministro del Aire, en aquella oportunidad, pasaron a un segundo plano y fueron mencionados con menor despliegue tipográfico en general en días posteriores. Aunque el Ministro no citó la empresa implicada, ya se hablaba de CASA y de un valor del contrato de 2.820 millones de pesetas que, como se verá más adelante, era muy inferior al valor real; por supuesto las características del avión, fundamentalmente su velocidad supersónica, eran también un apartado destacado de la noticia. Noruega, Irán, Corea del Sur, Grecia, Turquía, Filipinas y República de China eran los países que estaban en la lista de usuarios del F- 5, de modo que España se convertiría en el octavo país que incorporaría aviones F-5 a sus fuerzas aéreas, pero con la particularidad de que no los recibiría dentro del MAP, sino como una adquisición con producción bajo licencia. FirmA y AprobACión deL ContrAto Las declaraciones del teniente general Lacalle Larraga abrieron un dilatado periodo de gestiones previas a la adquisición de los setenta aviones F-5, de los que 34 serían biplazas F-5B y el resto monoplazas F-5A. Debería firmarse un contrato entre Northrop Corporation y CASA y otro entre CASA y el Ministerio del Aire. El primero de ellos era indispensable para que pudiera establecerse el segundo entre otras cosas por razones presupuestarias; por ello sus negociaciones comenzaron de inmediato con la visita a Madrid de dos ingenieros de Northrop para debatir con el personal de CASA la extensión y organización del trabajo que se debería realizar y valorar los costes. Buena parte de la plana directiva de Northrop estuvo implicada en las conversaciones con CASA. A principios de febrero visitaron Madrid el propio presidente, Tomas Victor Jones; el vicepresidente de finanzas, Irving Roth; y el vicepresidente para asuntos legales, William Larrabee. El apartado más importante del contrato entre CASA y Northrop lo iba a constituir el apoyo técnico en forma de maquinarias especiales y procesos de fabricación y, de hecho, fue el que dio más problemas a la hora de poner a punto las instalaciones de las factorías de Getafe y Tablada donde se construirían los aviones. El comienzo de tan febril actividad de Northrop y CASA se anticipó en varios días a la notificación oficial del director general de Industria y Material, general de brigada del Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos Juan Martínez de Pisón Nebot, quien a través una carta dirigida a José Ortiz-Echagüe hacía saber a CASA por delegación del jefe de Estado Mayor del Aire, teniente general Manuel Martínez Merino, que el Ministerio tenía la intención de contratar setenta aviones del tipo F-5 a fabricar en España a base de una colaboración entre CASA y Northrop. La carta pedía que lo antes posible se sometiera una oferta para ese contrato, separando adecuadamente el importe del trabajo a realizar por cada una de las sociedades. La carta fue también remitida a Northrop para que pudiera iniciar los trámites para aprobación del contrato de asistencia técnica de Northrop a CASA por las autoridades competentes del Gobierno de los Estados Unidos. Ese contrato fue firmado en Madrid el 16 de febrero de 1965. Northrop notificó a CASA la aprobación de las autoridades 168


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