internacional Federica Mogherini y Jens Stoltenberg en la inauguración del centro de Excelencia contra las Amenazas Híbridas, el pasado 2 de octubre en Helsiniki. que perder y, en los últimos meses, han emprendido una carrera contra el tiempo y el espacio para ofrecer a sus ciudadanos un sólido paraguas defensivo y, al mismo tiempo, aprovechar las ventajas que para el bienestar puede aportar la nueva era digital. Y, además, lo están haciendo implementado de una forma especialmente activa las medidas de colaboración, intercambio OTAN occidentales saben que no hay tiempo y complementariedad OTAN-UE. El pasado mes de noviembre, los titulares de Defensa de la Alianza Atlántica —que desde 2014 ya incluye la ciberdefensa como parte de la defensa colectiva contemplada en el artículo 5, de manera que si algún aliado recibe un ataque informático lo recibimos todos— dieron un paso sustancial al encuadrar en la nueva estructura de mandos el espacio cibernético. Los ministros dieron luz verde definitiva a la creación del Centro de Operaciones Cibernéticas (Cyber Operations Centre). Esta unidad, que estará ubicada físicamente como parte del Cuartel General Aliado en Europa (SHAPE), en Mons (Bélgica), ayudará a integrar la ciberdefensa en todos los niveles de la planificación y las operaciones. Es el paso definitivo que reconoce el cibernético como un dominio más, al mismo nivel que el aire, la tierra el mar y el espacio. Por su parte, los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea organizaron en octubre una Cumbre extraordinaria para analizar desde todas las perspectivas posibles esta nueva amenaza y adoptar un planteamiento común a la hora de enfrentarse a los hackers. El aviso a navegantes fue contundente: si cualquier socio sufre un incidente grave en el ciberespacio, el resto está obligado a prestarle asistencia militar. Poco desen la operativa del yihadismo para captar, entrenar e, incluso, como constataron los servicios de inteligencia británicos tras los atentados de Londres de junio de 2017, coordinar las acciones terroristas. «Hay que trabajar mucho y rápido, pero la cualidad que ha permitido a la Alianza seguir siendo la principal organización defensiva del planeta es su capacidad de respuesta, su constante transformación. Y ahora, conseguir una ciberdefensa fuerte con capacidad de prevención, resiliencia y disuasión es nuestro gran campo de acción», detalla el informe anual de la Alianza Atlántica presentado por Stoltenberg el pasado 15 de marzo. Porque todo apunta a que la ciberguerra no ha hecho más que empezar. Según un reciente análisis de la Comisión Europea, los ataques cibernéticos se han cuadruplicado desde 2015 y en algunos países miembros el 80 por 100 de los delitos que se cometen actualmente son de este tipo; se calcula que los ataques informáticos cuestan a la economía de la Unión unos 400.000 millones de euros al año. Los últimos informes aportados por la OTAN arrojan cifras escalofriantes: la Alianza sufre más de 500 ataques informáticos al mes y el crecimiento respecto al año anterior es de casi el 70 por 100 (algo superior a lo que ocurrió en 2016 respecto a 2015, que fue del 60 por 100). Por su parte, Naciones Unidas en su análisis sobre la situación en el mundo en 2017, habla de una «verdadera guerra entre países y grupos de influencia por lograr información, desestabilizar o conseguir una mayor parcela de poder cibernético que crece de manera exponencial», pero como no son agresiones tangibles, físicas, «son casi imposibles de imputar a un estado u organización criminal». Una realidad ante la que la ONU, reconoce, ve limitada su capacidad de sancionar y su labor se ve acotada a la elaboración de un código ético y unas normas de actuación. Por ello, el último informe de 2017 del secretario general, Antonio Guterres, urge a los Estados a desarrollar capacidades defensivas en este ámbito «que garanticen la paz y el abastecimiento de necesidades de sus ciudadanos». SOLUCIONES CONJUNTAS Plenamente conscientes de ello, las dos principales organizaciones defensivas Abril 2018 Revista Española de Defensa 55 Consejo Europeo Un analista de la Alianza en el Centro de Excelencia de Ciberdefensa en Estonia.
REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 349
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