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Personaje Ilustre Gallego Calatayud46, procedente también del Quinto Regimiento Ligero, como “comandan-te principal47” de artillería cuando Teruel fue conquistada para los gubernamentales en di-ciembre de 1937. Por otra parte, para seguir acercándonos a la personalidad de capitán Sierra, vemos que en la propuesta de ascensos48 que el coronel Fornals, jefe del Quinto Regimiento Ligero, realiza como consecuencia del golpe de Esta-do al Ministro de Defensa el 15 de agosto de 1936, entre los que figura el capitán Sierra 49 por ostentar un mayor predicamento durante los sucesos acaecidos en julio de 1936, resal-ta “que el capitán Don Atilano Sierra Suárez, aún presente en este Cuerpo, expuso el deseo de que los ascensos de jefes y oficiales, se de-firieran para más adelante y en caso de no poder retrasarlos por conveniencias del mo-mento, que se entiendan sin perjuicio de las rectificaciones que a posteriori, procedan en orden a antigüedad y prelación al reorganizar-se el nuevo Ejército de la República”. El capi-tán Sierra no quiere saltar en el escalafón por méritos, si no ascender por antigüedad, como le enseñaron en la Academia de su Arma. Comportamiento que también llevaba a gala su comandante Joaquín Pérez Salas que, as-cendido por méritos hasta general, no lo quiso aceptar y continuaba llevado en su uniforme las divisas de comandante que le correspon-dían por su antigüedad50. Consecuencia de lo anterior, oficialmente el capitán Sierra “Por la lealtad y adhesión al Régimen republicano que ha quedado probados”51 el 12 de enero de 1937 asciende a comandante, con antigüedad de primero de octubre de 1936, estando aún destinado en el (46) Salas Larrazábal, Ramón: Historia del Ejército Popular de la Re-pública. Editorial La esfera de los libros, Madrid, 2006, tomo III, pág. 2212. (47) DO núm. 64 de 15 de marzo de 1937. (48) Archivo General de Ávila. Servicio Histórico militar, archivo de la Guerra de Liberación, documentación roja, legajo 00002, carpeta 003, armario 00097. (49) El capitán Sierra es el único capitán que propone su coronel para el ascenso, pero en la resolución de ascenso aparecen 2 capi-tanes más de ese mismo regimiento: Manuel Gallego Calatayud (del que acabamos de hablar) y José de Juan Fillol. (50) Suero Roca, Mª Teresa: “Un general de la Republica. Joaquín Pérez Salas”, en Revista Tiempo de Historia, nº. 47, enero de 1981, pág. 113. “En invierno usaba todavía la capa azul, abandonada por la mayo-ría de los militares, y en ella conservaba, aun después de sus as-censos, la vieja estrella de comandante; nunca ostentó las nue-vas insignias del Ejército republicano por considerar que quienes debían cambiarlas eran los sublevados, no los que servían a un Gobierno legal”. (51) DO núm. 10, de 12 de enero de 1937. 12 MEMORIAL ARTILLERíA, nº 174/2 - Diciembre de 2018 de RAL nº5 según consta en el Diario Oficial de ascenso. Ascendido a comandante sigue vinculado al frente de Teruel como jefe del Servicio de Información de Artillería del Ejército de Teruel hasta que el 7 de junio de 1937 es destinado52 “al servicio del Arma de Aviación” ejerciendo de jefe de la Defensa Especial Contra Aero-naves (DECA) en Valencia, unidad que estaba integrada en las Fuerzas Aéreas. Así que, efectivamente, el capitán, y lue-go comandante, Atilano Sierra Suárez sirvió como artillero primero al mando de su bate-ría y posteriormente como jefe de informa-ción de artillería del ejército de Teruel desde agosto de 1936 hasta junio de 1937, ganán-dose el atributo de leyenda, a pesar de que, como ya hemos visto, según Salas (nota a pie 34) “el homenaje resulta excesivo”. En mi opinión sí que mereció la fama ganada, los años de servicio en el norte de África y su hoja de servicios así lo certifican, además de la opinión favorable que de él tenía su adversario el capitán Lloréns (nota a pie 12). LOS ÚLTIMOS AÑOS DE ATILANO SIERRA Podemos aún reconstruir la vida de Atila-no Sierra, desde julio de 1936 hasta marzo de 1939, con retales que han quedado aquí y allá en los archivos y noticias de los periódicos. La década de los años veinte del siglo pasa-do fue muy conflictiva y tensa para la artillería, con las dos últimas disoluciones del Cuerpo de Artillería, que hemos comentado, y sus inevita-bles secuelas que arrastraron y que se prolon-garon más allá del año 30. El enfrentamiento con el dictador Primo de Rivera y el Rey Alfonso XIII llevó a “La colectividad artillera a constituir uno de los más activos agentes de la revolución en marcha53” contra la monarquía. “En estas andanzas, tomaban parte ya, y ayudaban, gen-tes extrañas, a quienes los oficiales no cono-cían y de los que se decía que eran amigos de este o del otro personajillo, y confidencialmente se decían que eran masones. Para muchos ar-tilleros- la mayoría-es el primer encuentro con la secta y también el primer recelo y el primer temor. Pero el odio y el rencor podían más”.54 Posiblemente como consecuencia de ese ambiente enrarecido que existía en los cuar- (52) DO núm. 136 de 7 de junio de 1937. (53) Vigón, Jorge: Historia de la artillería española, tomo II, pág. 233. (54) Vigón Jorge: op.cit., pág. 236.


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