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Memorial_infanteria_79

MISCELÁNEA de conformarse, le plantó cara al destino y se decidió a estudiar la carrera de Letras, inspirado por tantos militares literatos como Cervantes, Garcilaso de la Vega, para él, siempre, el divino, Hernando de Acuña “se aplicó de tal suerte al duro oficio que en él y en todo siempre se ha mostrado sujeto a la virtud, libre de vicio”. Monumento en el campo de maniobras Aprender a vivir con su mano izquierda supuso además de un desafío un punto de inflexión: o te refugias en la pena viviendo una vida infecunda o te creces, afrontas tu destino con valor y te superas…. (“Gracias a Dios pudo más mi ánimo que mi flaqueza y levanté el espíritu y me dije… Vive”) y fue en su incomparable afán de superación como se Licenció en Historia de Arte y tras ello aprobó las oposiciones a catedrático de Historia. Tras varios años de docencia universitaria, el Colegio de los Jesuitas de Málaga le ofrece impartir clases de historia, hecho que marcó la educación de miles de malagueños en los muchos años en que fue su maestro, mucho más que su profesor, trasladándoles el espíritu de compañerismo, hombría, generosidad, amor por su Patria, bonhomía y fe que le caracterizó como militar y como persona. De las aulas del jesuítico colegio han surgido militares, profesores, jueces, políticos, historiadores y profesionales de toda índole que llevan en sus entrañas las lecciones de él aprendidas, entre ellas el esfuerzo como vía de obtención de las cosas en la vida y, paralelamente el orgullo por lo logrado (como decía el gran Calderón de la Barca: “todo lo sufren en cualquier asalto, solo no sufren que les hablen alto”). Él se sentía orgulloso de todo esto, conseguido como “soldado viejo y estropeado” rememorando al gran “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” de D. Miguel de Cervantes… “siempre las armas fueron compañeras de las letras”. 100 En esos tiempos de superación aprendió a conducir con la mano izquierda y con su vehículo, le gustaban muy grandes, atravesaba diariamente el centro de Málaga llenándose el coche paulatinamente de alumnos a los que llevaba al Colegio; no son pocos los que recuerdan las entradas del coche de Don Jorge “descargando” alumnos. Compaginando sus lecciones en las aulas con destinos en el Cuerpo de Mutilados en acto de servicio, trató de dignificar a tantos militares que dieron su vida por sus ideales y juramento y de entre los que cultivó un grado de amistad que los llevó a ser hermanos como ocurrió con el teniente coronel D. Enrique Porras Campos; desde este puesto hizo innumerables donaciones, sobre todo a viudas y huérfanos. Son innumerables las cartas de agradecimiento por labores asistenciales realizadas en silencio, sin buscar el reconocimiento público sino únicamente el devolver a las familias lo que el destino u otros ámbitos les arrebataron. La extinción de este cuerpo – que siempre consideró inexplicable pues como narró en una conferencia existía ya en el Imperio Romano (en Emérita Augusta) y, tras él, en nuestro país, desde Alfonso X “el Sabio” con regencias, reinados, monarquías y repúblicas – no supuso tampoco para él la rendición en sus convicciones militares e impulsó la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil a la cual dedicó gran parte de la última etapa de su vida, organizando numerosas actividades entre las que destacaron multitud de conferencias con el tema militar como centro de la mayoría de ellas. Obtuvo por ello muchísimos homenajes y reconocimientos de entidades asistenciales, siendo una figura clave en ese ámbito en la sociedad malagueña. Además fue pieza fundamental en el hecho de que los militares veteranos volvieran a desfilar el día de la Hispanidad, hecho que le llenó de orgullo cuando él se subió al “Patrol”, con Madrid inundada de banderas de España, en día del desfile. El mismo orgullo que había sentido años atrás cuando en 1995, siendo el general Rafael de Valenzuela Director de la Academia, Su Academia le tributó un homenaje con motivo de la reinauguración del Monumento conmemorativo de su heroico acto rodeado de familiares y amigos íntimos y escoltado por una Sección militar a la que el general director participó sus valores, ejemplificando en su persona las más altas virtudes militares. Hombre de colosal cultura, cultivó su faceta de conferenciante, poeta, escritor, investigador y colaborador de medios de comunicación, dejando cientos de tesoros en forma ensayos, comentarios o conferencias sobre temas históricos, militares o literarios, o en forma de poemas familiares, a la Infantería, a la Legión, a Su Cristo Mutilado o a Su Cristo de Mena, el cual portó en bajo la mesa del Trono y vestido de militar durante muchísimos años.


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