Page 74

Revista_IEEE_13

74 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 13 / 2019 función del cálculo de las necesidades de cada uno de ellos basado en la comparación con la otra potencia competidora y el éxito de esta política se define en función de su capacidad de preservación, expansión y fortalecimiento del Estado. La Realpolitik se convierte así en el fundamento de las políticas de seguridad en el Magreb, tanto para Marruecos como para Argelia y su lógica se extiende en el tiempo con independencia de los diferentes periodos históricos a los que se aplica. Al tener un peso geopolítico equivalente, el resultado es la existencia de un verdade-ro equilibrio de poder entre dos potencias que compiten por la primacía regional, por lo que la política de seguridad basada en el equilibrio de poder es la que resulta más útil para garantizar la seguridad en la región. El equilibrio entre Marruecos y Argelia, los dos únicos estados que pueden potencialmente convertirse en líderes, constituye el comportamiento normal del sistema de seguridad regional del Magreb, ya que, para cada uno de ellos, su poder en relación con el otro es la clave de su supervivencia82. Si uno de ellos aparece como ganador se rompe el equilibrio de poder, como ocurrió cuando Marruecos ocupó el Sahara Occidental en 1976. El desequilibrio se compensa intensificando el Estado perjudicado los esfuerzos para reestablecerlo, como hizo Arge-lia apoyando al Frente Polisario en su lucha armada contra Marruecos, todo ello sin la necesidad de que exista un agente superior que impida a cualquiera de ellos el empleo de todos los instrumentos de que dispone para lograr sus propósitos en pro o en contra del restablecimiento del equilibrio. Ambas potencias, Marruecos y Argelia, tienen interés en ganar porque ello las con-vierte en hegemónicas y ninguna tiene interés en que la otra gane porque queda a merced de ella. Esta situación favorece el equilibrio, ya que al contar con poderes nacionales equivalentes, ambas entienden que, si una de ellas rompe el equilibrio y resulta vencida, el ganador se lo lleva todo y el perdedor queda sometido al más fuerte. De esta manera, el equilibrio entre estos dos Estados, ambos con vocación de lide-razgo, hace que, cuando uno de ellos aparezca potencialmente como ganador, el otro tienda a «compensarlo», expandiéndose territorialmente, incrementando sus propias capacidades, o formando alianzas con otros actores regionales (Túnez, Mauritania) o extrarregionales (Estados Unidos, Francia, España). En estas circunstancias, el Balan-cing se convierte en el comportamiento más lógico, dado que los costes de las alianzas son bajos y se evita poner en riesgo la seguridad del sistema. En el Magreb, la principal causa de la competición regional, incluso de la confron-tación entre ambos Estados, es su voracidad territorial, —cuya expresión singular es el conflicto del Sahara Occidental—, no su sensación de inseguridad como preconiza el dilema de la seguridad. No obstante, el hecho de que ambos Estados tengan un ca-rácter expansionista, no quiere decir que el dilema de la seguridad haya desaparecido. Para ello sería necesario que sus políticas de seguridad fueran pacíficas y estuvieran encaminadas a la defensa de sus propios territorios nacionales y que, además, cada uno de ellos estuviera convencido de las intenciones benévolas del otro. 82  Abide. P. 210. Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 47 a 78


Revista_IEEE_13
To see the actual publication please follow the link above