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47 ron acusar el hostil clima norteafricano) hasta que el 27 de agosto Baños regresó a la Península por barco y ferrocarril, seguido mes y medio más tarde por Sáez de Buruaga con el objetivo de recoger un F.50 (el n.º 2) recientemente adquirido. Es evidente que la dirección del Servicio de Aeronáutica Militar confiaba en los efectos que la actuación de los bimotores podían tener en el curso de la campaña norteafricana porque, ocho días después de que Saéz de Buruaga llegara a Tetuán con el F.50 n.º 2, se comisionaba a Martínez de Baños (que había estado dando clases en Cuatro Vientos) para que se trasladara a la localidad de Alfaro (Logroño) a fin de preparar un campo de aterrizaje para recibir a una «escuadrilla» (sic) francesa (así lo indica el expediente del aviador), pero que en realidad estaba formada por dos nuevos aviones que habían partido de Pau e iban a hacer una escala técnica en dicha localidad riojana antes de proseguir viaje a Madrid e incorporarse al servicio. Los Farman franceses aterrizaron en la finca de El Estarijo (que sería acondicionado como aeródromo con el nombre de la localidad, permaneciendo en servicio en el Ejército del Aire hasta 1954). El 16 de noviembre de 1919, Ángel Martínez de Baños embarcó en uno de los Farman 50 en compañía del piloto François Xavier Agostini y de una tripulación compuesta por los mecánicos Henri L. Resches, George Coudonneau y Marcel Vallete, emprendiendo viaje a Cuatro Vientos. A la altura de la localidad soriana de Casas de Villaseca, el aparato se estrelló por causas desconocidas, pereciendo todos los tripulantes20. La comisión que se trasladó al lugar del accidente para analizar las causas del mismo y proceder a la retirada de los cuerpos sin vida de pilotos y tripulantes estaba formada por el teniente Mateos, Pío Fernández Mulero, Martínez Aragón, Rogelio Azaola y dos desconocidos; junto al cadáver de Ángel Martínez de Baños encontraron una muñeca con salpicaduras de sangre que el aviador había comprado para su hija Pilar y para la nueva niña que iba a tener Joaquina. En deferencia a los servicios prestados al Servicio de Aeronáutica Militar por el aviador fallecido, el rey Alfonso XIII apadrinó a la hija póstuma del aviador, bautizada el 25 de junio de 1921 como Ángela Alfonsa Martínez de Baños y Corredor, enviando en su representación al general Francisco Echagüe Santoyo. La tripulación del Farman 50 estrellado fue trasladada a Madrid recibiendo sepultura con honores militares en el sector del camposanto de Carabanchel Bajo conocido como Cementerio de los Aviadores. En vuelo con el F.50 a Tetuán. De izda. a dcha. Sáez de Buruaga, Baños y en el puesto de observador posterior el mecánico. Tripulación del F.50 al llegar a Tetuán: de izda. a dcha.: Mecánico, Baños, Soriano, Buruaga y sentado Chacón (Foto Canario Azaola) Junto a los restos del avión posan (de izda. a dcha.): el teniente Mateos, Pío Fernández Mulero, posiblemente Martínez Aragón, X, X y Rogelio «Chista» Azaola. Foto C. Azaola.


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