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Memorial de Infantería 72

ASPECTOS INSTITUCIONALES cuentemente, el 15 de octubre cruzaron el río para ata-car Rocaseca, villa que contaba con un castillo levantado en una espectacular posición dominante. Como en Barleta, el Gran Capitán estableció una de-fensa en profundidad, basada en las fortalezas y en una posición central bien abastecida y retrasada, San Ger-mán, desde donde podía acudir a sostener cualquier lu-gar amenazado. Asignó el punto principal de la defensa adelantada, Rocaseca, al coronel Villalba y a los capita-nes Zamudio, Pizarro, Escalada y otros, con una fuerte guarnición de mil hombres y la orden de conservar su puesto a todo trance25. Mantua, tras un reconocimiento de su caballería ligera, consideró factible la operación y envió a un trompeta a intimar a la rendición. Dio con Zamudio y Pizarro, que actuaban a vanguardia para man-tener el contacto e informar sobre el avance. Estos, en lo que Suárez califica justamente como acto bárbaro26, decidieron ahorcarlo provocando la ira de Gonzaga que juró «de no se ir de allí hasta que la villa asolase y a los españoles despedazase»27. El impresionante despliegue francés rodeaba completa-mente las defensas y situó, de acuerdo con sus capacida-des y el terreno, a las fuerzas de caballería e infantería; asentando cuidadosamente su poderosa artillería. Esta comenzó una preparación de tres días, que culminaría con una fase de apertura de seis horas en la que derribó buena parte de un lienzo, hacia el que ascendieron tra-bajosamente las fuerzas de asalto. Consiguieron además coordinar muy bien esta acción con su infantería, de for-ma que los defensores no podían salir al descubierto sin ser batidos, y no pudieron cerrar las brechas. Esto permi-tió a los franceses iniciar el asalto, pese a que los escom-bros de los edificios próximos a las defensas, junto con la pendiente del terreno hacían muy difícil el ascenso28. Sin embargo, pese a que la pólvora había venido ya a dis-minuir la ventaja de las posiciones elevadas en la guerra medieval, seguía siendo una baza importante, en especial en el combate próximo amparado en obstáculos29. Los franceses fueron rechazados: «Murieron en esta entra-da quinientos franceses detrás de su artillería donde se retrujeron y la artillería quedó en poder de los espa-ñoles que si la pudieran meter fuera suya»30. A generales 25 «A Rocaseca he elegido para vuestra victoria o para vuestra sepul-tura », Crónica Manuscrita, pág. 395. 26 Suárez, L. op. cit., pág. 302. 27 Crónica Manuscrita, pág. 397. 28 Los lectores pueden localizar fácilmente Rocaseca y acceder a imá-genes de las empinadas calles de la población, y de la propia Roca, así como del terreno circundante utilizado por los capitanes espa-ñoles. 29 No consta en las crónicas el empleo de armas portátiles de fuego, tal vez para recalcar la desventaja que la artillería implicaba para los defensores, destacando así su heroísmo. Es más que probable, ya que los españoles las tenían y su empleo en la Guerra de Granada, y en los combates en torno a fortificaciones fue constante. 30 Crónica Manuscrita, pág. 397. 28 y tropa se les «había abajado harta parte de su soberbia de la que de Francia traían»31. En dos contraataques, los españoles tomaron las piezas, pese a estar guarnecidas por nobles juramentados para su defensa. Los jefes galos apelaron entonces al orgullo de las tropas, recriminándoles su fracaso. Se preparó otro asalto, en el que iban a participar los hombres de armas desmonta-dos32 y los suizos, cuya valentía no bastaba cuando no podían llegar a un choque en la formación adecuada. La artillería, además de abrir brecha, nuevamente apoyó bien la acción destrozando el muro, y causando daños en el interior donde «todo estaba por tierra … no había hombre que osase parecer que no fuese muerto del ar-tillería ». Los franceses ya preparados para un asalto del que pensaban «sin ninguna duda fuera el último de aque-lla demanda», mientras que los españoles «ya no espera-ban otra cosa sino la muerte»33. Marqués de Mantua. Detalle Sobrevivirían. Paredes se había puesto en movimiento al conocer el ataque, mientras el Gran Capitán enviaba a Pedro Navarro con una fuerza de dos mil hombres. Llo-vía intensamente sobre hombres, bestias y campos, pero decidieron evitar el camino fácil y vigilado. Amparándose en la oscuridad y la desenfilada, dieron un rodeo para aparecer sobre la montaña, descolgándose rápidamente 31 Ibíd. 32 Una técnica utilizada exitosamente, al menos desde la Guerra de los Cien años, que desmiente la imagen del caballero inmovilizado por la armadura. 33 Crónica General, págs.191-192.


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