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MEMORIAL INFANTERIA 68

OPERACIONES, TÁCTICA Y LOGÍSTICA 49 Como siempre son solo ejemplos, pero nos demuestra que el uso de unidades pesadas en ambiente urbano no solo es posible, sino muy deseable en algunos casos; aho-rrando bajas y permitiendo avances más rápidos. En cada caso habría que estudiar las diferentes condi-ciones de la misión y los factores para decidir cómo se actúa. Tal vez en otra circunstancia la ratio carros / VCI / Infantería deba ser diferente debido a la anchura de las calles o al grado de organización del enemigo. También puede ser que la proliferación de armas contra carro obliga a un uso más comedido de los medios blindados. Evidentemente cada caso concreto tendrá una solución óptima diferente. Como anotación final sobre la combinación de unidades a pie y carros de combate, decir que lo deseable es que ambos elementos estén enlazados transversalmente a la malla de mando, de tal forma que la unidad que se mueve con el carro (pelotón) tenga enlace directo con el jefe de carro. Esto, que parece evidente en cuanto se cae en la cuenta, en la práctica resulta bastante complejo en nuestras uni-dades debido a los sistemas de transmisiones de que se dispone en la actualidad. Mientras que gracias al microteléfono exterior, el enlace con el vehículo parado o en posición estática es posible, en movimiento todo se dificulta. Por poner un ejemplo, un jefe de sección de infantería ligera solo cuenta con un medio de transmisión con el jefe del subgrupo táctico y otro con sus pelotones. A su vez un carro de combate de línea, a pesar de contar con bastidores suficientes para montar hasta tres radios (una para el sistema de mando y control y las otras dos para voz), solo cuenta con dos, quedando solo una de ellas para el enlace voz. Aun así, si llevásemos a cabo esa agregación resulta fácil ver que con esta estructura el enlace pelotón-carro re-sulta inviable; obligando a ambos a interactuar por medio de la malla de sección, lo que no resulta en modo alguno práctico. Por supuesto, como todo, este problema tendría solu-ción simplemente con dotar a todos los carros de com-bate con los tres medios radio que pueden portar o con un enlace entre el jefe ECP y el jefe de carro; pero a día de hoy supone un grave hándicap. ¿Y qué hay del combate de carros por sí solos? Aunque como ya hemos mencionado no es lo más pro-bable, ni suele ser lo más deseable, existen ocasiones en las que el uso de las unidades acorazadas sin combina-ción con infantería desmontada permite desarrollar algu-nas misiones clave. Dos son los ejemplos que voy a utilizar para ilustrar las capacidades de los carros actuando de forma aislada en ambiente urbano. El primero de ellos es el uso de los carros de combate como núcleo de reserva. En este caso la unidad pesa-da permanece en una posición de espera dentro de la ciudad y cuando es necesario avanza para apoyar a una unidad que se encuentre detenida por el enemigo, la neu-traliza mediante fuego o choque y una vez terminado el apoyo regresa a su posición de espera. Es lo que se denomina el procedimiento de “golpea y vete”. No es más que el uso de los carros de combate de forma muy similar a como se hace en campo abierto. La diferencia principal será el rango de la unidad; siendo normalmente de nivel sección o similar. En los casos más extremos, las unidades acorazadas pue-den combatir en el interior de las poblaciones de mane-ra autónoma; aunque habría que señalar que siempre y cuando hablemos de unidades tipo batallón o superior, estas cuentan con apoyos suficientes para hacerlo de forma limitada. El ejemplo más claro de este tipo de combate lo en-contramos en las dos operaciones sucesivas del ejército estadounidense en Bagdad; denominadas Thunder Run. En ellas se utilizaba una brigada acorazada completa para entrar y salir de la ciudad con el fin de realizar un reco-nocimiento en fuerza. Dada la escasa capacidad de las unidades pesadas de ad-herirse al terreno, este tipo de maniobras debe tener objetivos muy definidos, como toma de posiciones clave que hagan que la defensa enemiga se desmorone, ejecu-tar un reconocimiento en fuerza o enlazar con unidades ligeras (paracaidistas, OE…) que previamente hayan to-mado por sorpresa objetivos en profundidad en la po-blación. En este tipo de maniobras, y dado lo avanzado de los sistemas de mando y control actuales de las unidades acorazadas, lo más común es ejecutar un procedimiento de ataque por saturación; avanzando por ejes convergen-tes hacia los objetivos clave.


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