EL ASALTO DE INFANTERÍA - JOSÉ ATILANO DELGADO MATEO - BRIGADA

MEMORIAL INFANTERIA 68

ENSEÑANZA, INSTRUCCIÓN, ADIESTRAMIENTO Y EVALUACIÓN EL ASALTO DE INFANTERÍA JOSÉ ATILANO DELGADO MATEO Asalto de infantería 71 BRIGADA (ACADEMIA DE INFANTERÍA) Es sabido de todos que el avance para llegar a las inme-diaciones del objetivo debe ser una aproximación, que en la mayoría de los casos será nocturna; que los avances diurnos y en terrenos despejados serán muy excepcio-nales y siempre al amparo de considerables medios de apoyo por el fuego, que vendrán regulados por la conve-niencia o no de lograr la sorpresa. Pero también es conocido que, en muchas ocasiones, los resultados materiales y morales de las acciones de fuego y movimiento no han sido suficientes para obligar al con-trario a abandonar sus posiciones y batirse en retirada, por lo que unidades de infantería sin apoyo de medios acorazados ni mecanizados han tenido que acudir al acto resolutivo del ataque: el asalto. Es curioso que con lo que nos gusta a los infantes re-cordar que nuestra Arma es la principal en el combate, y que en provecho suyo, por tanto, han de actuar todas las demás, nos sentimos muy remisos, sin embargo, a co-mentar y explicar el asalto, donde se pone de relieve la más decisiva forma de acción de la infantería: el choque. Quizá sea porque en estos tiempos turbadores y de reto para los planificadores de la defensa, enfrentados a lo que Shakespeare llamó “gangrena de un mundo tranquilo y en prolongada paz”, nadie quiere oír hablar, ni mucho menos escribir, lo difícil, si no imposible, que es hacer prisioneros en estas ocasiones, por poner un ejemplo extremo. También hay quien dice que el asalto a través de la posición es la peor forma de combate y que no hay que perder tiempo en el estudio minucioso de los reglamentos que lo tratan ya que, en realidad, no existen formas ni procedimientos; que cada hombre lucha a su forma con el enemigo; que solo su determinación, valor, coraje y preparación física decidirán si sobrevive o no. Nos olvidamos que el conocimiento del arte militar au-menta el valor, porque generalmente los hombres ejecu-tan con bizarría lo que tienen seguridad que han apren-dido bien. LLEGANDO A LA LÍNEA DE ASALTO El cese o alargamiento del tiro de artillería y armas pe-sadas de infantería no es simultáneo, sino que va produ-ciéndose en una sucesión relacionada con las distancias de seguridad para cada arma, hasta la línea de asalto, donde solo quedan apoyando con su fuego las ametra-lladoras. Poco antes, el jefe de compañía habrá utilizado todas sus armas de apoyo durante el ataque (incluso sus misiles contracarro, si el riesgo de ataque de blindados enemigos ha pasado a un segundo plano por la dureza de la defensa), empleándolas contra nidos de ametralla-doras o casamatas que dificulten el avance de la sección o secciones asaltantes. A partir de la línea de asalto solo deben apoyar las ametralladoras ligeras y medias, y eso generalmente hasta que los primeros fusileros asaltantes lleguen a las posiciones. Tanto si el movimiento desde la línea de partida hasta la línea de asalto es descubierto como si no, el jefe de sec-ción debe conseguir que sus pelotones lleguen juntos al asalto y no de forma aislada. Esto no implica que se deba hacer un alto obligatoriamente en dicho movimiento o que algún pelotón tenga que esperar en las inmediacio-nes de la línea de asalto la llegada de los pelotones más retrasados; cualquier detención supondría la destrucción de la unidad, sobre todo si dicha línea de asalto no tiene la protección que sería deseable. Por ello es muy im-portante la adecuada coordinación y combinación que realice el jefe de sección con el fuego y movimiento de


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