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MEMORIAL INFANTERIA 66

ASPECTOS INSTITUCIONALES cial de las FAS de lo que es circunstancial; y no es fácil de discriminar, pero hay que estar preparados y tener una gran personalidad y una gran capacidad de análisis. No hagamos caso de muchos cantos de sirena que tratan de aprovechar cualquier modificación que se realiza para sacar rendimiento interesado a estas y tratan de buscar, unas veces sin querer y otras más interesadamente, la separación de oficiales y suboficiales cada uno entre sí, de oficiales con suboficiales, de estos con la tropa etc., en beneficio de variados fines, pero siempre en perjuicio del compañerismo, la lealtad y todas las demás virtudes que han constituido siempre el corazón de las FAS y esas sí que deben ser permanentes. Al final, nuestro cometido fundamental, la razón de ser de la existencia del Ejército, será tener unas unidades preparadas, que confíen en sus mandos y que en los mo-mentos difíciles, y os aseguro que en nuestras misiones en el exterior los hay, pero también en la vida diaria, sea-mos capaces de arrastrarlas detrás de nosotros cuando llegue el momento. En definitiva, Liderazgo. Oiréis hablar mucho de este término y como dice Warren Bennis cuando se le pide una definición dice que “el liderazgo es como la belleza, difícil de definir pero fácil de percibir cuando uno lo ve”. El siguiente mensaje que os podría transmitir es que in-tentéis hacer y estar destinados en aquellas unidades que os gusten, independientemente del baremo que den, de su localización etc. Disfrutad con vuestro trabajo, trans-mitid esa sensación a vuestros subordinados, estad or-gullosos de la unidad en la que servís como dicen las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, que no sea o lo parezca un suplicio ir a vuestra unidad cada día. En todas las unidades hay cosas por hacer y aunque es verdad que el nivel en todas ellas es alto, siempre quedan cosas por hacer. Los records nunca dejan de batirse. Es cierto que a un nivel alto superarlo es difí-cil, pero con ganas siempre se logran, incluso aquellos que parecía que iban a ser eternos. El oficial y suboficial que sale de las Academias es y debe ser idealista, utópico y esto es muy importante para se-guir mejorando el Ejército. Pero cuando lleguéis a las unidades no penséis que los que han estado antes que vosotros eran torpes y que lo que hay y que a vosotros os puede parecer malo o arcaico es porque ellos no qui-sieron cambiarlo o lo hicieron porque se les ocurrió un día. Pensad, antes de ejecutar algo, que siempre o casi siempre ha habido y estoy seguro sigue habiendo, razo-nes para hacer las cosas; que después de analizadas se llegó a una conclusión por la que se cambiaba un servicio, se modificaba una estructura etc. Fueron las razones de ese momento y ahora una vez estudiadas estas si no os gustan, las circunstancias han cambiado o creéis que se pueden lograr mejor los objetivos de otra manera, pro-poned 24 a vuestros mandos los cambios pertinentes, sed proactivos en las mejoras pero no lo hagáis sin pensar. Huid de querer cambiarlo todo. Pero huid también del conformismo y del aquí siempre se ha hecho así. Estamos en un ejército profesional, donde como decía un jefe que yo tuve, muchas veces la gran evolución que queda pendiente es la de los cuadros de mando. Es curioso que muchos de estos que no han conocido el ejército de re-emplazo, actúan con nuestros suboficiales y soldados como si estuviésemos con soldados que van a estar en filas por un período de nueve meses o nuestros suboficiales fuesen de la extinta IMEC. No os equivoquéis y sobre todos la mayoría de los futuros suboficiales lo sabéis, porque venís de la escala de tropa, hay soldados nuestros que llevan 7, 8 ó más años con nosotros, son muy buenos y necesitan que les demos responsabilidades, no que les estemos controlando cada momento. Hay una magnífica frase del General Pat-ton que es muy expresiva sobre esto “Nunca digas a la gente como hacer las cosas, diles lo que tienen que hacer y te sorprenderán con su ingenio”. Hay que darles el cometido, vigilarlo y corregirlo si llega el caso pero no queráis hacerlo todo. Utilizad vuestros peones. El suboficial debe ser una pieza clave en la prepa-ración de nuestras unidades. Todos nuestros subordina-dos deben ser válidos y hablo tanto para oficiales como para suboficiales y si encontráis alguno que no lo es no demoréis su estancia en nuestras unidades, hay que ex-plicarles que se han equivocado y que deben elegir otro camino. Quizás esto os parezca duro, pero es preferi-ble esto a problemas posteriores de los cuales tenemos desgraciadamente ejemplos. No podemos disponer de cuadros de mando y soldados que no sean útiles por falta de preparación, por falta de liderazgo o por carencia de ejemplo hacia sus subordinados. Si no os esforzáis no os respetarán la mayoría de vuestros subordinados; tenemos y tenéis que arrastrar, sed graciables en lo que se pueda pero no ocultéis fallos de importancia, porque pueden ser motivo de un daño más grave posterior y quedará en vuestra responsabilidad. Hay que dar respon-sabilidades, vigilar lo que hemos ordenado y formar a nuestros subordinados. Por supuesto es más fácil trabajar con unos que con otros, pero no desechéis a ninguno de entrada, enseñad-les, obligadles a que estén preparados mejor cada día, y solo en último extremo tomad medidas coercitivas si fue-se necesario, porque la formación y el aprendizaje llevan su tiempo. No olvidéis nunca que mandamos unidades, de mayor o menor tamaño, que deben estar preparadas para enfrentarse a las situaciones más complicadas y que en ese momento nuestros hombres y mujeres nos deben seguir; por tanto hay que tener en cuenta esa frase tan utilizada en las misiones internacionales de “ganar sus corazones y sus mentes”, que no vale solo para el


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