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MEMORIAL INFANTERIA 66

97 Además, qué es la Sorpresa, sino la visión unilateral de la Fricción. Clausewitz es frecuentemente asociado al “Arte de la Guerra” de Sun-Zu cuando se trata el con-cepto de Sorpresa. LA INFORMACIÓN Y LA INTELIGENCIA La doctrina americana se muestra perpleja frente al pa-pel que Clausewitz da a la Inteligencia. En ocasiones la considera útil y en otro momento la denigra totalmente. El problema de la Inteligencia en la obra de Clausewitz procede de una diferencia de conceptos. En la traducción de “De la Guerra” los autores anglosajones han tomado por “Inteligencia” la palabra alemana “Nachtrichten”, pero el término alemán significa simplemente “información”, es decir, la materia bruta de la que se obtiene la inteligencia. En la época, realmente no existía distinción entre informa-ción e inteligencia y esto explicaría el desprecio de Clau-sewitz. Sin embargo, su visión de la Inteligencia es dogmá-tica e insuficiente porque en sus escritos se refiere a la información obtenida en el campo de batalla. En la época de Napoleón las informaciones recogidas en este ámbito eran de dudosa calidad al contrario que las obtenidas a nivel estratégico, que le eran indispensables. Una segunda observación respecto a los medios para contrarrestar la escasa calidad de las informaciones recogidas es el con-cepto de “Fingerspitzengefühl” o visión intuitiva del jefe. Reconociendo la guerra como el dominio de las fricciones y de las acciones reciprocas, los avances tecnológicos no van a cambiar este estado de cosas. Actualmente existi-rían dos tipos de incertidumbre: el primero concerniente a la ignorancia o la falta de capacidad de obtener informa-ciones precisas, es el caso reflejado en “De la Guerra”. El segundo tipo de incertidumbre sería el que concierne a los sistemas de “Command, Control, Communication and Intelligence”, que nada tiene que ver con los escritos de Clausewitz y que es el resultado de disponer de demasia-da información y no poder discriminar lo importante de lo accesorio. La consecuencia es que la capacidad de discernimiento en el jefe moderno es más importante que en la épo-ca de Clausewitz. Los medios actuales hacen más fácil prevenir la sorpresa a nivel táctico, mientras que a nivel operacional es más fácil conseguirla, por las posibilidades de desplegar fuerzas importantes a gran distancia. En la Doctrina americana existen actualmente dos acti-tudes cara a la incertidumbre del combate. La primera consiste en aceptar las fricciones como inherentes a la guerra. La solución es una actitud agresiva consistente en continuar lo que se ha empezado, en una huida ha-cia delante, manteniendo la autoconfianza a pesar de las informaciones desfavorables o ambiguas. La clave del éxito sería la velocidad de reacción. En este contexto se propone someter al combatiente a la sorpresa y al fracaso en los ejercicios. Se trata de entrenar al soldado para habituarlo al caos y a la Fricción. La segunda actitud consiste en pensar que la Fricción desaparecerá en un tiempo determinado y que el campo de batalla acabará siendo “transparente”. La visión tecnificada y maquinista del Mando se ha tomado de Jomini y el alto nivel de toda clase de material sofisticado a disposición de los americanos no les inclina a la apreciación de factores in-tangibles. EL GENIO MILITAR Muchos autores estadounidenses consideran que un buen Jefe de Guerra debe poseer inteligencia y tempe-ramento. Este concepto de Genio se refiere a una dua-lidad relativamente borrosa. Para los americanos un jefe debe poseer un carácter fuerte pero equilibrado que le permita un gran autocontrol. Ha de poseer también el coraje, tal como Clausewitz clasificaba (físico, el más pri-mitivo; moral, mucho más raro y con su componente de responsabilidad). Por ultimo debe poseer determinación y astucia. Existen dos teorías en el pensamiento americano res-pecto a la manera de “fabricar” jefes militares que pue-dan alcanzar la genialidad: la primera se inclina a favor de la utilización de la experiencia y del aprendizaje por errores. El servicio en las Unidades tiene una parte im-portante en este aprendizaje. De esta manera el oficial desarrolla la confianza que le permitirá obtener la deter-minación necesaria para mandar. El culto al intelecto se impone paralelamente. Un comandante debe ser capaz de equilibrar sus recursos a sus objetivos. Un ejemplo de esto lo tenemos en el “National Training Center” de Fort Irwin, en California. Esta institución responde a la nece-sidad de entrenarse cometiendo errores, en un cuadro muy realista. La segunda teoría busca encuadrar la idea de “genio” en una estructura más científica combinando el concepto con las herramientas de la psicología y la estadística en un ambiente más académico. Esta teoría, en su contenido, comparte al fin y al cabo los mismos valores que la primera. El papel del intelecto, la capacidad de aprendizaje y de adaptación son muy valoradas. Tam-bién se reconoce la importancia de la experiencia, que a falta de combate se adquiere por la simulación. El coraje y la determinación son también puestos de relieve en la idea de que en la guerra moderna el jefe militar se va a enfrentar a una cantidad cada vez mayor de información que debe gestionar con sangre fría. La noción de “Auftragstaktik” corresponde a una forma muy sutil y descentralizada de mando. El concepto está a menudo relacionado con Clausewitz en los EE. UU, sin embargo este no es más que una fuente indirec-ta, siendo Moltke el Viejo su introductor en el ejército alemán. La “Auftragstaktik” tiene, de hecho muchas afi-


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