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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

266 JORGE LUIS LOUREIRO SOUTO situación en Argelia y notificándole que había detenido las hostilidades des-pués de haber recibido proposiciones pacíficas del califa Ben Hamida. Al conocer esta noticia, el príncipe dispuso que el cónsul de Francia enviara una nueva misiva al bajá de Larache solicitando una respuesta definitiva so-bre las exigencias que había presentado su Gobierno acerca de Abdel Kader. Este comunicado, datado el 25 de julio, advertía de que el príncipe regresa-ría a Tánger al cabo de ocho días para recibir su respuesta, ampliando de esta forma el anterior plazo. Por otra parte, en Gran Bretaña algunos sectores temían que Francia ocupara Marruecos avanzando desde Argelia, aunque París había anunciado repetidamente que no tenía interés en apoderarse de su territorio,52 y Londres prestó cierto apoyo al reino alauita. Además de su mediación para intentar neutralizar la contienda, en aquellas jornadas, zarpó de Gibraltar hacia Tetuán el mercante británico Killy llevando a bordo 16.000 fusiles y abundantes municiones adquiridos por negociantes marro-quíes, sospechándose que habían salido de los arsenales del Gobierno bri-tánico. 53 Asimismo, continuaban llegando a Ceuta hombres y pertrechos, mientras los marroquíes levantaban defensas en las proximidades de Casti-llejos y establecían una batería en la costa a una legua y media de la plaza. El 30, la escuadra francesa zarpó de Cádiz y puso rumbo a Tánger.54 Los preparativos bélicos se intensificaban con el paso de los días, anunciando la proximidad de la contienda. Aunque en un primer momento el cónsul británico anunció que el Majzén estaba dispuesto a aceptar las reclamaciones francesas, el sultán únicamente se había limitado a formular una respuesta equívoca para ganar tiempo. El 3 de agosto vencía el plazo del ultimátum, pero el príncipe de Joinville suspendió el ataque contra la ciudad hasta que el cónsul británico regresara de Marrakech, con la esperanza de que su mediación diera fruto.55 Sin embargo, la mediación británica no obtuvo resultados. Al día siguiente, se supo que Muley Abderramán no tenía la menor intención de acceder a sus reclamaciones y corrió la noticia de que había enviado un contingente considerable en refuerzo de Tánger; además, un gran cuerpo de ejército, dirigido por su propio hijo, había llegado a Oujda. La guerra era inminente. El 6 de agosto, la escuadra francesa bombardeó las fortificaciones de Tánger. Aquella madrugada, el tiempo estaba en calma. Los vapores encen-dieron sus máquinas. El Asmodeo, de 450 caballos, batería corrida y mayor 52  Sesión de la Cámara de los Comunes, 22 de julio de 1844, en El Católico, 1 de agosto de 1844, págs. 249-251. 53  El Católico, 3 de agosto de 1844, pág. 267. 54  El Católico, 8 de agosto de 1844, pág. 308; 5 de agosto de 1844, pág. 284. 55  El Católico, 8 de agosto de 1844, pág. 307. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 243-282. ISSN: 0482-5748


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