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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

GABRIEL DE YERMO, EL PATRIOTA FIEL 295 España en defensa de la acción de Gabriel de Yermo y de los voluntarios pa-triotas. En este documento podemos leer como en ciertos sectores realistas del poder, sobre todo entre algunos miembros de la Audiencia responsabili-zaban a Yermo de todos los males que padecía la Nueva España. El doctor Cisneros, miembro de la Audiencia, lanzó graves acusaciones contra Yermo acusándole de proceder por intereses particulares (bajada de impuestos al aguardiente de azúcar) y que asimismo provocó su propia jubilación para que le sucediese el alavés Guillermo de Aguirre. Esta no fue la única auto-ridad que atacó la honorabilidad de Yermo; el oidor decano de la Audiencia de México Pedro Catani le responsabilizó de intervenir para evitar que fuera nombrado superintendente general de Hacienda. A pesar de las voces contrarias a Yermo, otras apoyaron su decisiva acción del golpe de Estado como la defendida por el obispo de Valladolid quien justificaba el golpe al sentenciar que «es claro que los gachupines que lo prendieron al virrey (entre los cuales parece que también hubo algunos criollos) no hicieron más que cumplir sus obligaciones, pues todo ciudadano está obligado a impedir una conjuración o rebelión contra la patria».26 LOS VOLUNTARIOS SEPTEMBRINOS DE FERNANDO VII Y SU BREVE SERVICIO Como señalábamos en páginas anteriores, mientras se producía el re-conocimiento del nuevo virrey, en el patio del palacio los asaltantes confor-maron diez compañías que se autodenominaron «Voluntarios de Fernando VII» con el objetivo de organizar la custodia de la familia virreinal y pro-ceder a la detención de los principales líderes criollos que apostaban por la Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 283-314. ISSN: 0482-5748 celebración de la Junta. El contingente estaba compuesto finalmente por 1.500 voluntarios encuadrados en diez compañías de Infantería y una compañía de Artillería (100 soldados) al mando del capitán Luis Granados. Vistieron de chaqueta azul, collarín y vuelta encarnada, galoneada en redondo de oro, chaleco y pantalón blanco con bota, sombrero redondo y galón ancho. Posteriormente a estos voluntarios se les conocería como «chaquetas», en clara alusión a la prenda que portaban, muy parecida a las que utilizaban en sus comercios. ministro honorario del Tribunal Supremo de Justicia, teniente letrado, juez de Letras, fiscal de Imprentas, asesor de la Casa de Estado y abogado y asesor jurídico del Tribunal General de Minería. 26  Hernández y Dávalos, J. E.: op. cit., t. I, págs. 616-617, doc. 280. «Opinión del obispo de Valladolid, don Manuel Abad y Queipo, sobre la destitución del señor Iturrigaray».


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