Page 39

REVISTA HISTORIA MILITAR 116

EL CUERPO DE CIRUGÍA MILITAR DEL EJÉRCITO A COMIENZOS... 39 La cirugía militar en el siglo xix La medicina española a comienzos del siglo xix estaba mucho más próxima a la practicada en el siglo xviii que a la que se desarrollaría desde mediados del siglo xix, basada ya en estudios científicos y por lo tanto útil, cosa que no era al comenzar el siglo y por supuesto durante la guerra de la Independencia española. Como dice Juan Riera: «desde 1800 se inicia el pe-riodo contemporáneo, que abarca hasta 1914-1918, algo más de un siglo, en cuyo transcurso la Medicina sufre una profunda tecnificación, lo que originó el creciente especialismo médico-quirúrgico».65 La cirugía avanzó conside-rablemente cuando se descubrió la anestesia, ya que hasta ese momento se utilizaba la intoxicación alcohólica o los opiáceos, que eran muy poco efec-tivos. Al descubrirse los vapores de éter sulfúrico y el gas nitroso el trabajo de cirujanos y traumatólogos mejoró de forma ostensible, pudiendo realizar intervenciones en el abdomen o en el cráneo sin que los pacientes fallecieran por el dolor.66 En lo concerniente a la evolución de la cirugía, autores como Calixte Hudemann-Simon afirman que a finales del siglo xviii la patología quirúrgica había progresado de una forma importante, sobre todo en la téc-nica de las amputaciones o en las operaciones ginecológicas, aunque sin ninguna duda los campos de batalla napoleónicos ofrecieron laboratorios de experimentación inigualables para la formación de los cirujanos. En este sentido, hay que decir que los médicos y los cirujanos com-ponentes de la sanidad del Ejército Imperial francés, que participaron en la guerra de la Independencia española, criticaron habitualmente los trata-mientos que empleaban los sanitarios españoles al considerarlos muy arcai-cos. Por ejemplo, no les parecía oportuno abrigar o dar bebidas caloríficas a pacientes con fiebres elevadas, en vez de intentar bajarles la temperatura, o bien la utilización indiscriminada de la sangría ante la más mínima indis-posición, no faltándoles razón. El sangrado era una práctica tan habitual en España, que cuando una persona acudía a una barbería, tras el corte de pelo y el afeitado de la barba, solicitaba del barbero-sangrador que le sangrara un poco, pues esta práctica era considerada como muy benéfica para la salud, motivo por el cual los facultativos franceses consideraban a los cirujanos y sangradores españoles como grandes ignorantes, a pesar de que ellos tampo-co practicaron una medicina demasiado efectiva durante la guerra.67 65  Riera, J.: Historia, Medicina y Sociedad, Madrid: Ediciones Pirámide S.A., 1985, pág. 27. 66  Laín Entralgo, P.: Historia universal de la Medicina. Romanticismo 1800-1848, Barcelona: Ed. Salvat, 1971, t. V. 67  Hudemann-Simon, C.: La conquête de la santé en Europa 1750-1900, Frankfurt: Editions Berlín, 2000, págs. 10-11. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 11-72. ISSN: 0482-5748


REVISTA HISTORIA MILITAR 116
To see the actual publication please follow the link above