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REVISTA IEEE 3

186 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 3 / 2014 Un hombre trata de detener una columna de tanques que avanza hacia la plaza de Tiananmen en la madrugada del 4 de junio de 1989. En la madrugada del 4 de junio se cometió el mayor aplastamiento de los derechos humanos de los chinos cuando los tanques dispararon contra civiles desarmados. La matanza de Tiananmen, que sigue sin investigarse, marcó un antes y un después en las relaciones entre el partido único y la población, “ha estado presente en la evolución de China”6 y se convirtió en el gran tabú de la política nacional, cada día más necesitada de la catarsis que supondría una auténtica investigación de los hechos. La Embajada de EE UU en Pekín acogió al día siguiente a Fang Lizhi y a su familia, lo que convirtió al disidente, según Henry Kissinger, en el “símbolo de la división entre Estados Unidos y China”7. Fang, que no estuvo en Tiananmen aunque sí estuvieron sus principios -como aquel según el cual la libertad de expresión “es un derecho, no un regalo de las autoridades”-, fue acusado de “delitos de propaganda subversiva e instigación, antes y después de los recientes disturbios”. Permaneció refugiado un año en esa sede diplomática hasta que se le permitió exiliarse a Reino Unido, aunque se instaló en EE UU. Años después también criticó al Gobierno que lo había acogido por preocuparse solo de hacer negocios con China sin tener en cuenta la situación de los 6  FANJUL, Enrique, Memoria de Tiananmen Una primavera de Pekín, Iberglobal Ebooks, 2014 7  KISSINGER, Henry, China, Barcelona: Debate, 2011, pp. 443


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